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Pov: Y/n
Mis párpados se abrieron en un suave suspiro por parte mío, no estaba asimilando bien lo que pasó antes o después de perder los estragos.
Sentí la vista nublada que poco a poco se iba aclarando.
— Pensé que no despertarias.
— ¡Mierda!...Fran...
Su voz repentina me sobresalto pues aún estaba somnolienta.
— Es demasiado temprano, aún son las seis de la mañana.
En un pequeño dolor de cabeza pude recobrar todo, ahora que bien podía recapitular lo de mí "bienvenida" podía quejarme del dolor de espalda y caderas.
Mí cuerpo era pesado para mí, no podía moverme sin que emitiera un quejido de dolor.
— mmh...Creo que anoche te pasaste un poco.
Murmuré algo ronca, tenía la molestia mañanera y algo de resaca...
Este día estaré de mal humor.
— ¿Por qué?
El desquiciado preguntó de modo "inocente".
— Me dolió...
Solté en un bufido cuando forcé a mí cuerpo sentarse en la cama y relajarse.
De repente sentí como me empujaban nuevamente y volver a quedar echada sin embargo acorralada por el bendito lechero.
— Perdoname.
Me miró serenamente regalándome una expresión sincera.
En ese preciso momento quedó grabado en mí mente cada detalle de aquel de tez clara y ojos rasgados.
Y una mirada estelar, sus ojos dejaron de ser la representación misma de la depresión.
Admiraba cada maldito detalle de ese momento.
Él no era así...
— No te molestes, solo me sorprendió demasiado.
— Te había extrañado mucho.
Apoyó su cabeza en mí pecho y sus brazos comenzaron a aferrarse a mí cintura. Ese peso de él sobre mí era cálido. Nada podía compararse a lo que estaba fluyendo en mí, era mágico.
Creía por un momento que no era el mismo hombre que conocí y al negarlo solo podía quedar una sola idea en mí mente.
Solo estaba abriendo su corazón para mí.
— Me dí cuenta. — hablé dejando caer mis nervios. — Oye quería hablar contigo.
Tal vez eso lo alarmó un poco por qué se quitó de encima mío hasta quedarse sentado siendo solo las mantas que cubrieran desde sus caderas hasta el talón.
