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Un hogar

«Dos semanas después.»

El tiempo no perdona, y así como pasó una semana, pasaron dos más. Durante todo ese tiempo, Phil priorizó su recuperación, y aunque no tenía la regeneración divina, sentía que su cuerpo se curaba más rápido de lo habitual. Claro que la sanación no se conseguiría solo con reposo; Missa se aseguró de conseguir medicamentos y pociones que, si bien no eran tan buenas, aliviaban el dolor y aceleraban un poco la sanación interna. Con dos semanas fue suficiente para que Phil se sintiera muchísimo mejor, al punto de poder levantarse por sí mismo y caminar con relativa normalidad. Claro que no podía cargar cosas pesadas y le costaba hacer movimientos bruscos, además de que, por supuesto, no podía volar ni hacer grandes esfuerzos con sus alas, ya que fueron las que recibieron la mayor cantidad de daño. Aun así, todo era mejor que estar postrado en una cama.

Durante esa semana, Phil aprovechó al máximo su hermosa silla de piedras, saliendo todos los días a tallar su madera con el aire "fresco". Al principio Missa lo ayudaba, pero con el pasar de los días fue capaz de salir por si mismo. El terreno adyacente a la casa era un lugar infértil, devastado por la destrucción donde no quedaba ni un alma; nada florecía, todo estaba seco y marcado con cenizas, era deprimente. La ausencia de vegetación, los suelos secos y la soledad eran espeluznantes, un sitio en pocas palabras: Desértico.

Missa le contó sobre aldeas muy lejanas a las que había que caminar durante horas para llegar, por eso siempre volvía al anochecer. También había aldeas cercanas, pero ya estaban abandonadas, donde solo quedaban escombros y restos que no eran de tanta utilidad. El sitio donde estaba la casa de Missa no era transitado y parecía ubicarse en un bosque, aunque en ese momento ya ni siquiera existía uno. No había un camino concreto, ni casas cercanas; era un buen sitio para vivir y evitar a algún bandido, solo que era muy silencioso, a veces daba un poco de miedo.

En cuanto Phil pudo caminar y moverse con total libertad, comenzaron las remodelaciones. En primer lugar, había que reparar la casa, no había llovido nada en tres semanas, pero nadie les aseguraba que aquello no pasara; la casa no iba a soportar el agua si no hacían algo a tiempo. Missa consiguió obtener clavos, barro y otras cosas para la reparación; en las aldeas abandonadas a veces se podían obtener recursos útiles, no tan impresionantes pero sí que servían para esos casos. Igualmente, le llevó tablones de madera, recolectando piedras y otras cosas; Missa era demasiado bueno recolectando objetos, aunque a veces era preocupante que estuviera cargando mucho peso durante todo el día; él decía que estaba bien. El esfuerzo de Missa era una de las razones por las que Phil quería mejorar su hogar, deseaba devolver un poco de toda esa dedicación, y qué mejor que hacerlo con cosas que él supiera hacer. Fueron días de recolección y preparación, y cuando estuvo todo listo, Phil empezó con su magia. Lo primero fue reparar las grietas exteriores de la casa, tapizar la madera, cambiar los trozos podridos y colocar nuevos tablones que sellaran bien la estructura. La habilidad de Philza para la construcción era increíble, tanto así que en tan solo un día la fachada se veía como nueva. Aquello solo era el comienzo, quedaba mucho por hacer, y el cuervo estaba más que feliz por eso. Phil había construido toda su granja, desde su casa hasta los establos, pozos, cultivos y estructuras decorativas; incluso había construido un precioso y exclusivo jardín para su amada esposa; todo fue hecho por su propia mano, sin ayuda. Los días siguientes fueron de trabajo duro, donde Missa se impresionaba con cada detalle y Phil se encargaba de embellecer ese deprimente lugar con lo poco que tenían. Tras días de arduo trabajo sin descanso, la casa estuvo lista. Un ser humano normal tardaría meses en construir tal majestuosidad. ¿Y Phil? Bueno, solo le tomó unos cuantos días y sin tener las herramientas adecuadas, era impresionante. Por supuesto, Phil sacrificó su descanso y sus horas de sueño durante ese tiempo, pero con todo el esfuerzo que hizo Missa durante esas semanas, esos días se quedaban cortos.