•𝟑𝟎 𝐝í𝐚𝐬 𝐎𝐓𝐏• [𝗗𝘂𝘅𝗶𝗻𝗼 𝟭𝟴+]

˗ˏˋ 𝙹𝚄𝙶𝚄𝙴𝚃𝙴𝙾 𝙲𝙾𝙽 𝙻𝙾𝚂 𝙳𝙴𝙳𝙾𝚂 ˎˊ˗

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Desde aquel primer encuentro intimo, la curiosidad y el libido de ambos hombres aumento considerablemente. Los dos sentían la curiosidad respecto a qué otro tipo de cosas podrían experimentar juntos, muchas ideas nada inocentes recorrían ambas cabezas que solo impulsaban su deseo.

Yendo directo al punto. Un joven pelinegro deslizaba su dedo pulgar por sobre la frágil pantalla de su teléfono, se entretenía un poco revisando su Twitter, mayormente lo que le aparecía eran videos de animalitos conquistando a internet por su ternura.

Recostaba su espalda por sobre la cabecera de la confortable cama, sentado sobre el suave colchón mientras que sus piernas eran calurosamente abrigadas por la acolchonada manta. Era el único sobre aquella cama, aunque su novio en cualquier momento llegaría y se acurrucaría junto a él.

El cielo estaba pintado de un azul oscuro, mientras que una pequeña pero hermosa esfera blanca brillante adornaba entre las amontonadas nubes. Era la hora de ir a dormir, la mejor hora como para recargar las suficientes energías para el día de mañana, y continuar con la misma y perezosa rutina que conformaba su vida.

El joven de ojos miel salía del baño, sobaba suavemente uno de sus cansados y pesados ojos. Le urgía descansar, aquel había sido un día algo ajetreado y un poco estresante a su parecer.

Duxo, al notar que el castaño cerraba la puerta tras sí apenas entró al cuarto, dejó a un lado su teléfono, seguido de esto extendió sus brazos con una sonrisa leve pero tierna en su rostro, ofreciendo un cariñoso abrazo sin recitar palabra alguna.

Aquino sonrió de vuelta, observando directamente los ojos color amatista. Acerco su mano hacía el interruptor de luz, presionando sus dedos suavemente sobre este para quedar en oscuras. Las tenues luces de afuera traspasando las cortinas e iluminando de manera suave lo que pueden del oscuro cuarto.

El castaño se acerco débilmente hacía su novio, seguido de esto, subirse por sobre el colchón y posicionarse entre las pálidas y tersas piernas levemente abiertas, recostando su rostro por sobre el pecho contrario y rodeando con sus brazos la cintura de este. La calidez que transmitía el cuerpo del pelinegro lo mantenía en un estado lo suficientemente sosegado.

El azabache acariciaba suavemente los cafés cabellos ondulados, enrollando los mechones entre sus dedos y realizando un sutil peinado. Un momento tranquilo y demasiado dulce el que estaban pasando estos dos, disfrutando la compañía calurosa y agradable del contrario. Quien diría que al final después de todo las cosas se desviarían a una situación más rijosa.

—¿Cómo estas?— Articuló el castaño tras un par de pocos minutos, con voz notablemente adormitada y en volumen bajo.

—¿Por qué me preguntas eso?— Preguntó Duxo, con una sonrisa un poco más grande y tono de voz con gracia.

—Mmh... Nomás pregunto. Hoy no pude ni darte los buenos días—Continuó hablando Aquino, con la misma voz ronca y cansada, sus ojos permaneciendo cerrados al intentar conciliar el sueño.