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El viaje en motocicleta iba por buen camino, en un comienzo...

Miwa se apoyaba sobre la espalda amplia del maestro de Tokyo, esta libertad se justificaba por el hecho de viajar en la parte trasera y la otra razón mas importante: La estabilidad corporal de Gojo. A veces la chica se cuestionaba asta donde el estaría dispuesto a permitirle hacer al desactivar su infinito, ya lo había advertido Ieiri:

Mientras mas juntos permanezcan, su salud será optima, lo que la cándida muchacha no conocía es el verdadero trasfondo de esas palabras.

- Puedo consultarle algo- Ella se animo a hablarle, sintiendo la caricia del viento sobre su blanco rostro.

- ¿Uhm?- El seguía manejando, una curva se aproximaba y debía ser cauteloso, siendo su primera vez manejando y yendo sin problemas, se decía asimismo que es un prodigio al volante.

Al escucharlo mostrarse interesado, con la simpleza que lo caracteriza, Miwa siguió charlando con el, este tema resulta complicado asi que cierra los ojos muy fuerte, con un tenue rubor en sus finas mejillas de algodón.

- Si yo fuera mas lejos de un abrazo o un contacto leve, ¿Eso solucionaría la maldición?- Listo, salieron las interrogantes, aunque su corazón latiera con fuerza en el transcurso del dialogo y se llenara de vergüenza enteramente- Por lo que Shoko-san insinuó, un hechizo de magia roja nos involucra a ambos, ¿Usted sabe exactamente que debemos hacer?¿Por que no me lo cuenta? Yo...

"Yo haria lo que fuera por ti"

Lo ultimo jamás salió de sus rosados labios, aunque lo pensó, claro que Gojo oia perfectamente lo anterior, con esos sentidos agudos de felino, de un momento a otro la verdad golpeo su mente, una noche ente sus brazos bastaba para terminar con la maldición simbolizada en el anillo que portaba su anular, sus instintos lo traicionaron y la imagino sobre el sin ropa, murmurándole cerca al lóbulo de la oreja que era un honor ser su "medicina", esa clase de alucinación le perturbo no solo la mente sino el control de sus manos sobre el timón, al doblar la curva fallo, ahora el vehículo iba sobre el aire y como la gravedad dictaba cuesta abajo, la caída y sus rostros distorsionados de terror, gritos intensos, la moto nueva dejo de serlo y se estrello en lo profundo de la pendiente.

- ¿Estas bien?- Gojo reacciono a tiempo y tomo a Miwa, los dos flotaban en el aire.

Ella estaba alejada del concepto de estar bien con esa mirada exorbitada y su mandíbula caída. La experiencia cerca de la muerte la tenia a diario en las misiones, porque iba preparada para ello, esta vez no, mucho menos contaba con que Gojo se preocupara por ella y la salvara.

- Por los dioses, pudimos quedar peor que la moto, hechos papilla, pasta de tomate, tal vez polvo- Sus azules ojos se clavaban en los restos de la moto, olvidando que el la sostenía de la cintura.

Perdida en el miedo y la conmoción de librarse de un certero accidente, Gojo buscaba que volviera en si, llamándola por su apellido una y otra vez, descendió del cielo junto a la temblorosa mujer, pisando el terreno pedregoso, la acomodo luego bajo la sombra de un árbol y se ubico a su lado.

- Oye, nada salió mal, estas entera, me descuide al volante lo reconozco, pero no paso a mayores- Menciono sin verla directamente, tenia un paisaje rural al frente, aun no cruzaban el inmenso bosque que rodeaba a la escuela.

- Tengo dos hermanos, ellos pudieron quedarse sin su hermana si yo...Gojo - sensei no vuelva a hacer algo tan peligroso ¡Por favor!- Rogo altamente preocupada, su voz sonaba melancólica y tenia bastante razón en ello, sus pequeños parientes dependían absolutamente de su hermana mayor.

Llamas del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora