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Pasos grandes, firmes, sobre el piso de azulejos brillantes, blancos con detalles de crisantemos, Kasumi observa la amplia espalda de Gojo guiarla a su habitación, tenia un piso entero para el solo.

El kimono que lleva la hace avanzar mas lento, a pesar de que el avanza lento , ella le pide que no se detenga, que la perdone por ser tan torpe al caminar.

- ¿Torpe?- Repite extrañado y se gira a verla, enfrentando la autocritica de la chica- Kasumi, eres tan extraña.

Enseguida el le ofrece su brazo, esto ya se esta volviendo una costumbre entre ambos, además de tutearse, parece que esa pared de prejuicios se esta desmoronando frente a los grandes ojos azules de Miwa, quien acepta con una sonrisa tímida su gentil propuesta.

Ventanas laterales se empapan de la gélida brisa y copos de nieve, ese es el panorama que tienen mientras andan juntos.

Ahora Miwa baja un poco la mirada, sabe adonde se dirigen y esta vez esta muy consiente de que pasara la noche en su recamara privada, ¿Acaso es un cordero yendo a la guarida del tigre blanco?, niega levemente por ese sentido figurado de ellos dos en su mente, se repite una y otra vez que esa proximidad es producto de una maldición, una que se enrolla en el anular de Gojo.

"Esto no es del todo real, estoy sirviéndole de soporte, a el no le agrada estar conmigo, es una meta inalcanzable, por mas que me guste su compañía, debo controlarme"

Ella reflexiona entre cabizbaja y preocupada, se muerde el labio interno, hace mucho frio en esa casa, parece que los del clan lo toleran, no ve a Gojo temblar en ningún momento, a diferencia de ella que no tiene mas calor que su brazo envuelto en el suyo.

- ¿Sucede algo?- Pregunta con ligera extrañeza, el la observa de reojo y se detienen cuando están frente de su cuarto, ella niega con la cabeza y el sigue hablando- Ah, ya veo...

No le cree, intuye que ese creciente miedo palpitando como tambor en su corazon es por quedarse a solas con un hombre como el, no puede hacer su ego a un lado por nada del mundo, la suelta e introduce la llave que hace años no usaba, con un movimiento de ojos la invita a entrar.

- ¿Estas seguro?- Ahora ella se queda estática en la entrada- Creo que si me quedo en el pasillo usted estará bien.

- Puede ser, pero no voy a dejarte afuera Kasumi ¿Por quien me tomas?- Protesta y es claramente gestual, expresivo al igual que ella al reaccionar pestañeando varias veces de la incredulidad de su interés.- Además tenemos la aprobación de Gojo Kaname, no es como si estuviera faltando a sus aburridas reglas.

El enciende el interruptor de la luz, al parecer todo luce muy ordenado y hay un aroma cítrico perfumando la estancia.

- Aun asi, cuando su prima me estuvo ayudando con la ropa yo sentí...- Pausa al ver tres gatos avanzar en su dirección.

Uno blanco y angora se cuelga del kimono de la chica, tiene unas pequeñas gafas oscuras de accesorio, otro felino de pelaje beige y siamés salta al hombro de Satoru, tiene un uniforme de oficinista y un moño amarillo con puntos negros, el único gato que queda sobre la cama y los observa con pereza es una gata de pelaje negro y corte americano, tiene de traje una bata blanca y una corta camisa azul.

- No crei que lo tomaran en serio- El murmura con una mueca de medio lado- Hace tiempo bromee con que me hacia falta tener lindas mascotas que me recordaran a mis compañeros.

Kasumi pide permiso para tocar a uno de los gatos, Gojo asiente complaciente y examina la habitación a la que solo vuelve en año nuevo, ve sus viejos discos colgados en la pared, artistas del jpop como: Minako Yoshida, Mariya Takeuchi, Junko Yagami, se distinguen con esas portadas retro, también tiene cds modernos sobre el escritorio de Taylor Swift y Lisa, en el librero ve un repertorio de mangas.

Llamas del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora