Prólogo

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Se sentía impotente, como si un galón de mala suerte estuviera acechándola desde lo alto, desde lo lejos donde ella no podía ver, desde donde ella no podía intervenir para cambiar y revertir todo.

Era pura y exclusiva, era mala suerte. No podría saber qué era lo que había terminado con la vida de su madre. Pero se culpaba de ello de todas maneras. De manera anormal, sentía que estaba viviendo la vida que su madre tenía que vivir, y que se la había arrebatado en aquel parto insensato lleno de decisiones ajenas a lo humano, poniendo en riesgo la vida de ambas, o de una de ellas. Y no había sido su madre la que había corrido la "suerte" de seguir latiendo.

También había perdido la fe en su padre, que por los vicios de los andares él lo había perdido todo. Su empresa de salones para fiestas, a su mujer, su hogar, su cargo como accionista en una empresa de café, la relación con su hijo mayor, debido a maltratos inexorables que el alcohol, y otras drogas, le causaban, y que lo dejaban en un mundo aparte donde nada le importaba, ni sus hijos ni el hogar.

Y sobre todo ella se decía al pensar esto que él, su propio padre, la rechazaba como hija. Y Por más que supiera que no lo había hecho en un estado de conciencia normal, dolía profundo en el corazón saber que él había utilizado palabras tan hirientes, tan malignas en su contra alguna que otra vez..

MALA SUERTE.

Lo que padecía ella era esa "mala suerte" de no haber contado con el cariño de su madre, o no haber podido tener un padre mejor, un padre que hubiese soportado el dolor de perder al amor de su vida, por sus hijos, y especialmente, por su hija menor.

Que la haya abrazado, que la haya mimado, que la haya comprendido siempre, que la haya apoyado en aquel mundo que antes ella no conocía, y que todavía le quedaba muchísimo por conocer.

Ella había tenido la mala suerte de no tener padres presentes. Y su hermano mayor, enojado con la situación que le tocaba vivir, se las agarraba con cualquiera que pasara por su camino, por más que no tuviera absolutamente nada que ver con su malestar, él se molestaba por todo, y con todos. Sin entender por qué tenía que hacerse cargo de su hermana, no entendiendo por qué su padre lo había maltratado la vida entera.

Siendo su primer experiencia amorosa con alguien que ella amaba, mucho, desquiciadamente, "demasiado para su edad" según su cuñada maléfica e inquieta, que luego se alejaría sin motivo, típico de un chico desinteresado.

Se había ido al instante en que "todo iba tan bien", según ella.

Paula confiaba ciegamente en varones que no sólo la engañaban sino que le dibujaban un paraíso, un paisaje hermoso, un amor eterno, que se acabaría pronto una vez que ella se entregara por completo.

Y así fue en 3 ocasiones.

Dejándola seriamente devastada. Llorando por las noches, acumulándose sus penas.

Ella lloraba y le daba una sensación rara en el pecho. Un sentir diferente la vida, un nuevo punto de vista hacia todo lo que le había acontecido. Un "placer" tan pero tan distinto a lo que se imaginaba.

Al límiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora