Capítulo 05

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Medicamentos y tiritas para la nariz, junto a un folder con grandes radiografías y bastantes indicaciones del doctor, era con lo que regresaban Freen y Nam a su departamento compartido.

ㅡ¿Tienes hambre? ㅡPreguntó Nam cuando llegaron.

Freen negó dirigiéndose a la cocina para tomar un vaso con agua. ㅡIré a mi habitación.

Freen cerró la puerta detrás de sí suspirando. Dejó los frascos de pastillas que llevaba en una bolsa en su mesita de noche, sacando la receta y revisando que medicamentos le tocaban para comenzar a tomarlos.

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Los siguientes días, fueron una gran tortura para Freen, pues no podía comer nada que implicara hacer esfuerzo con la nariz, como carne o cosas muy duras; además de que tampoco podía tomar su jugo favorito con las pajillas, ni siquiera comer picante. Nada de helado o cosas muy frías, pues estaba más propensa a obtener una infección o enfermarse de gripa.

Por otra parte, no vio a Becky durante todo el tiempo que estuvo en el tratamiento, así que su loba se encontraba sin ánimos pues constantemente le gruñía para que fuera a buscarla o se recostaba con las orejas gachas mientras aullaba de la inconformidad. Nam llegaba a verla, pero la Omega simplemente le daba una pequeña sonrisa y hasta ahí.

A Freen le tocaba consulta nuevamente. En el transcurso de su tratamiento había notado que realmente no podía percibir ciertos aromas que antes sí.

Llegó junto a Nam con Billy para que la atendiera, subió a la camilla y se colocó la mascarilla para los ojos.

El doctor beta tenía variedad de alimentos y aromas en frascos de vidrio con el propósito de hacer un test a Freen y así, asegurarse de que podía oler de nuevo sin problema alguno. El doctor acercó uno a uno los diversos frascos a la nariz de Freen, quien se encargó en oler.

ㅡMenta.ㅡDijo sin dudarlo.

ㅡMuy bien, ¿Y éste?

ㅡCafé.

ㅡ¿Bien? ㅡPreguntó Billy cuando Freen no respondía con el alimento frente a su nariz.

Freen vaciló un poco, pues no sabía si estaba en lo correcto y no quería arriesgarse.

ㅡ¿D-Durazno? ㅡDijo en un susurro manteniendo las ganas de vomitar dentro de sí, necesitaba aprender a superar aquel aroma si es que quería verse de nuevo con Becky.

ㅡ¿Segura?

ㅡ¿Puedo olerlo de nuevo? ㅡEl doctor acercó la mitad del durazno a Freen, quien olfateó con cuidado, sintiendo su cabeza doler. ㅡSí, es durazno.

ㅡMuy bien, Freen.ㅡApenas el beta lo confirmó, Freen se sacó la venda de los ojos y corrió al baño del consultorio para vaciar su estómago.

Billy la miró con un suspiro y una mueca en la cara, pues eran ya varios años que la pobre omega rubia tenía constantes vómitos debido al aroma, e incluso la sola idea, de los duraznos. Tomó asiento en su escritorio en lo que Nam ayudaba a la paciente y escribió en la receta el nombre de un colega psicólogo, que seguramente la ayudaría con su problema.

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Por otra parte, Becky había suspirado de alivio cuando al día siguiente despertó sin sentirse sofocada por su repentino celo y dio gracias a los cielos y a la madre luna de que los supresores habían funcionado de maravilla.

Desde entonces, Becky se rehusó a acercarse a Nam, pues la omega castaña tenía ligeros toques de Kiwi que lograban marearla y hacerla sentir sin autocontrol gracias a que su loba se había vuelto demasiado inquieta respecto a ese aroma.

Sin embargo, aún seguía viendo a la linda omega rubia desde lo alto de los edificios donde le tocaba clases, quedándose embobada en la imagen de Freen quien caminaba elegantemente cruzando la universidad.

Frunció el ceño cuando vio varias tiritas con vendas alrededor de su nariz y sintió a su loba aullar de tristeza al pensar que se había enfermado.

ㅡCálmate.ㅡLe ordenó, sin embargo su loba aullaba haciendo sus berrinches de que quería a la loba de la omega.

ㅡYa sé, también quiero que esté con nosotras pero necesitamos que se cure primero. ㅡIntentó tranquilizarla. ㅡNos lastimaremos si llegamos con ella y vomita de repente por nuestro aroma.

Después de haberlo dicho, la loba de Becky se quedó sentada aún con un estado de ánimo decaído al igual que Becky, pues realmente querían a la omega.

Ese día, llegó a su casa con toda la tranquilidad del mundo, pero cuando entró a su habitación, inmediatamente corrió hasta donde estaba su computadora y la encendió para comenzar a buscar en línea los síntomas que tenía.

ㅡSolo espero que no salga algo parecido a "cáncer de alfa. ㅡDijo virando los ojos mientras recordaba aquella vez que se llevó un buen susto cuando buscó otro malestar.

ㅡ¿Por qué entré en celo cuando se me acercó una omega? ㅡHabló en voz baja y para sí misma tecleando en el buscador.

Los resultados fueron arrojados de golpe, dejándola un poco confundida al ver tantos artículos relacionados a ese tema. Se levantó de su asiento y caminó hasta su mochila donde tenía guardados sus lentes; se los colocó y comenzó a entrar en el primer sitio web que le daba buena espina.

"Es bien sabido que el celo de un alfa se puede alterar debido a un omega cuando este está entrando en su propio celo."

Era lo que decía el primer artículo que abrió y lo cerró rápidamente, pues aquel no era el caso que había sucedido.

Estaba bastante segura de que Freen no había atravesado ningún celo y que no había entrado en uno, pues durante todos los días la omega había asistido a las clases y era normal que a los omegas les tomará más días recuperarse de esa época.

Abrió sitio tras sitio, blog tras blog, vídeo tras video. Se iba a dar por vencida decidiendo preguntarle a su mamá sobre el tema cuando un artículo le llamó la atención.

ㅡ "Tuve mi celo cuando una omega estuvo cerca, pero ella no estaba en celo. ㅡ Leyó en voz alta y con una sonrisa lo abrió.

ㅡ "Si este es tu caso, debo decirte amigo alfa, que has encontrado a tu pareja predestinada" ㅡLeyó mientras la sonrisa en su rostro se desvanecía poco a poco por la conmoción. ㅡFelicidades.

Becky apartó las manos de la computadora manteniéndolas en su regazo sintiendo su corazón latir como caballo desenfrenado. Se levantó de golpe provocando que un ligero mareo se hiciera presente y corrió hasta su madre.

ㅡCariño, ¿Qué sucede? ¿Estás bien?ㅡ Preguntó su madre preocupada.

ㅡ¿Cómo sabes si alguien es tu pareja predestinada? ㅡPreguntó con un nudo en la garganta.

ㅡBueno, con oler a tu pareja sabes que es esa persona. Pero en algunas ocasiones raras, el lado animal los llama y entran en celo cuando no deberían según sus calendarios.

Fue lo último que Becky escuchó antes de caer al suelo de rodillas por la gran conmoción que le causaba aquello.

ㅡMe estás asustando, Becky.ㅡSu madre se arrodilló frente a ella preocupada.

ㅡCreo que encontré a mi omega, mamá. ㅡDijo Becky en un susurro mirando con ojos vidriosos a su mamá quien mantenía una cara de sorpresa ante las palabras de su hija.

Peachy Smell「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora