Digi 1: Como Pase de Detective a Heroe.

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En la oficina de su amiga y jefa, Kyoko, Aiba Takumi no solía sentirse nervioso. Pero en ese preciso instante, sus manos se inquietaban y su mente se nublaba en una densa neblina de ansiedad.

Su mirada, usualmente firme y segura, se desvió hacia Kyoko, quien observaba con curiosidad la taza humeante frente a él. El vapor que se elevaba de la taza no tenía el aspecto habitual del café; más bien parecía una niebla misteriosa y perturbadora.

—¿Qué pasa, Aiba? ¿No vas a probar el café que acabo de preparar? —inquirió Kyoko con una sonrisa, ajena al extraño fenómeno que acontecía ante sus ojos

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—¿Qué pasa, Aiba? ¿No vas a probar el café que acabo de preparar? —inquirió Kyoko con una sonrisa, ajena al extraño fenómeno que acontecía ante sus ojos.

Aiba clavó su mirada en la taza, sintiendo cómo un escalofrío recorría su espalda. Tragó saliva con dificultad antes de responder.

—Sí, bueno... Verás —titubeó Aiba, esforzándose por mantener una sonrisa que ocultara su creciente inquietud. Una gota de sudor perló su frente, traicionando su nerviosismo.

—Vamos, no seas tímido —insistió Kyoko, con una expresión animada—. Este café es una mezcla que inventé; te ayudará a digerir mejor la comida.

Takumi tragó saliva con dificultad, sintiendo un nudo en su estómago. ¿Realmente terminaría bebiendo aquel extraño líquido creado por su jefa, con quién sabe qué ingredientes?

—Rezo para que eso no vaya a pasar —susurró para sí mismo, pero lo suficientemente audible para que Kyoko lo oyera.

—Bueno, mejor dime para qué me necesitabas —intentó cambiar de tema, desviando la conversación hacia un territorio más seguro.

Kyoko lo observó con atención antes de suspirar, acomodándose en su silla y sacando una hoja de su escritorio.

—Te llamé por una solicitud de parte de Mirei —anunció, desviando la atención hacia el asunto que los había convocado.

—¿Mirei-san? —repitió Aiba, con un dejo de sorpresa en su voz, mientras ojeaba la solicitud que tenía entre manos.

Su sorpresa se intensificó al darse cuenta de lo escueto que resultaba el contenido del documento. La solicitud simplemente mencionaba una serie de desapariciones inexplicables que habían estado ocurriendo en una biblioteca de la ciudad, sin proporcionar más detalles.

—¿Es todo? ¿No hay más información? —inquirió, frunciendo el ceño ante la falta de detalles.

Kyoko asintió con un gesto comprensivo. —Sí, me hice la misma pregunta. Pero parece que la información es bastante escasa —respondió, compartiendo la preocupación de Aiba—. Aun así, deberías ir y hablar con ella. Quizás tenga un poco más de información que darte sobre la misión.

Aiba asintió, resignado a la incertidumbre que rodeaba aquella enigmática solicitud.

Takumi asintió con determinación. —Está bien. Esto ha despertado mi curiosidad —confesó, sintiendo cómo la intriga lo impulsaba a aceptar el desafío.

Tate no TamerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora