Digi 3: Descubriendo la Verdad.

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Takumi y Mein caminaron durante diez minutos desde el castillo. Durante ese tiempo, Takumi aprovechó para hacerle varias preguntas a Mein. Aunque intentó mantener las preguntas dentro de lo que alguien nuevo en el lugar podría preguntar, también se aventuró a hacer preguntas más personales, buscando evaluar sus reacciones.

Lo que obtuvo de estas preguntas dejó a Takumi satisfecho. Podía observar los cambios de humor en Mein, aunque fueran sutiles, lo que indicaba que podría estar mintiendo o escondiendo algo.

Decidió no presionarla más por el momento. Ahora tenía que descubrir qué tramaban y por qué lo odiaban.

Finalmente, Mein se detuvo frente a una tienda con una gran espada impresa en su letrero.

—Aquí está, esta es mi recomendación —dijo ella.

—Oh... —exclamó Takumi, asombrado.

Al entrar por la puerta, se podían ver armas colgando de las paredes, tal como uno imaginaría al pensar en una tienda de armas. También había otros objetos para la aventura, como armaduras. Aunque Takumi no necesitaba un arma en ese momento, no estaba de más explorar el lugar y, quién sabe, tal vez encontrar alguna información valiosa.

—¡Bienvenidos! —exclamó el dueño de la tienda con alegría al verlos entrar. Era justo como Takumi había imaginado: un hombre apasionado, de pie detrás del mostrador de la tienda de armas, con una energía contagiosa.

—Eh... así que esto es una tienda de armas... —murmuró Takumi, aún impresionado por el lugar.

—Oh, un cliente por primera vez. Parece que entraste sin saber lo que estás buscando —dijo el dueño, sonriendo amablemente.

—Sí, supe de esta tienda gracias a ella —respondió Takumi, señalando a Mein. Ella levantó la mano y devolvió el saludo con una sonrisa ligera.

—Muchas gracias, Mein-chan —dijo el dueño.

—No hay problema. La tienda de Oyaji es famosa por aquí.

—Oh, señora, me halagas. ¿Pero no es el atuendo del joven un poco... peculiar?

Ante la observación, Takumi miró su ropa por un momento y se dio cuenta de lo diferente que se veía en comparación con la de los demás.

—Cierto, mi ropa actual es muy diferente a la de todos aquí.

—¿¡Eso significa que usted es un héroe!? ¡Guau! —exclamó Oyaji, observando a Takumi con una mezcla de admiración y curiosidad.

—Ehm, sí, algo así —respondió Takumi, sintiéndose un poco incómodo con la atención repentina.

Después de un segundo, Oyaji frunció el ceño.

—Él no parece muy fiable...

A Takumi le salió una gota de sudor por el comentario. No era la primera vez que escuchaba ese tipo de observaciones.

—Necesita un mejor equipo —dijo Oyaji, evaluando a Takumi de pies a cabeza.

—Podemos empezar de nuevo sin críticas, por favor, señor Oyaji —respondió Takumi amablemente.

—Mi nombre es Aiba Takumi, soy el héroe del Escudo.

—Bueno, chico, no puedes culparme por examinarte y empezar a dudar de ti. Quiero decir, cualquiera que te viera pensaría que eres alguien normal en lugar de un héroe.

—Pero bueno, ya no te juzgaré más, chico. Es bueno saber que voy a tener tu patrocinio a partir de ahora.

La gota de sudor en la frente de Takumi no desapareció. Oyaji era un tipo peculiar, definitivamente.

Tate no TamerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora