Digi 4: Obteniendo una Esclava.

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 El aroma a madera vieja impregnaba el pasillo mientras Takumi avanzaba hacia su habitación en la posada. Su mente estaba ocupada procesando las palabras de Mirei en el Digilab y el mensaje holográfico de Kyoko. Cada paso resonaba suavemente, un recordatorio de que estaba lejos de la realidad a la que pertenecía.

Cuando finalmente llegó, giró la llave con cuidado y empujó la puerta. El aire dentro era fresco, con un toque de humedad que la estructura de madera no podía evitar. Soltó un suspiro, dejando caer su mochila al suelo con un golpe seco.

—Por fin... un poco de tranquilidad —murmuró, pasando una mano por su cabello rojizo.

Se sentó en el borde de la cama y comenzó a revisar sus pertenencias, asegurándose de que todo estuviera en orden. Sacó su Digivice que eran sus googles y los colocó sobre la mesa junto a la lámpara de aceite.

En la cama, sus compañeros Digimon lo miraban. Tinkermon, siempre enérgica, ladeó la cabeza con curiosidad.

—¿Todo está bien, Takumi? Te ves algo preocupado. —Su voz era cálida, cargada de esa inocencia que siempre lo caracterizaba.

—Es este mundo —respondió Takumi, levantando la vista hacia él—. No deja de sorprenderme lo diferente que es del Mundo Digital o incluso del nuestro. Mirei y Kyoko tienen razón: debo estar atento a cada detalle. Este lugar tiene sus propias reglas, y no podemos bajar la guardia.

Tsukaimon, quien había estado acomodándose en una esquina dijo.

—Es cierto. He estado analizando las señales mágicas de este lugar, y los patrones no siguen ninguna lógica digital conocida. Es como si fueran fluctuaciones caóticas, pero al mismo tiempo estructuradas. Fascinante, ¿no te parece?

—Lo es —admitió Takumi, relajándose un poco al escuchar la voz tranquila de Tentomon—. Pero también lo hace más difícil de predecir. No quiero que nos tome por sorpresa.

Salamon, quien hasta ese momento había permanecido en silencio, habló desde su posición junto a la ventana.

—Sea lo que sea este lugar, sabemos que estás con nosotros, Takumi. No importa si es el Mundo Digital, el mundo humano o este mundo mágico. Nos enfrentaremos a lo que venga juntos.

La sinceridad en sus palabras hizo que Takumi sonriera levemente. Siempre podía contar con ellos, no solo como aliados, sino como amigos. Extendió una mano hacia Salamon, quien sintió su calidez.

—Gracias, chicos. Realmente no sé qué haría sin ustedes.

Un ruido sutil, un murmullo casi imperceptible, llegó desde la habitación contigua. Takumi frunció el ceño, agudizando el oído. Aunque no podía distinguir las palabras, las voces parecían familiares.

—Creo que he oído voces similares a las de Motoyasu e Itsuki conversando en la habitación de al lado —pensó en voz alta.

Tinkermon se acercó, sus ojos brillando con curiosidad.

—¿Esos son los otros héroes, verdad? ¿Crees que están planeando algo?

—No lo sé, y tampoco quiero averiguarlo ahora. —Se levantó y cerró la puerta con llave. No podía permitirse ser descuidado en este mundo—. Será mejor que descansemos por hoy.

—Es una decisión sabia. Pero no olvides, Takumi, que las amenazas no siempre vienen de frente. Este mundo podría ser incluso más peligroso que el Mundo Digital.

—Por eso debemos estar preparados —respondió él con determinación. Apagó la lámpara, sumiendo la habitación en la oscuridad, rota solo por la luz tenue que entraba por la ventana.

Tate no TamerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora