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Ya había pasado una semana desde el atentado con los Ángeles exterminadores, el hotel hazbin había sido reconstruido y la brisa chocaba con las ventanas, dando la bienvenida a un nuevo día en este devastador lugar llamado infierno, mientras Alastor, con gesto adusto, caminaba por los impecables pasillos del hotel. Como mano derecha de Charlie, la dueña del hotel y princesa del infierno, su autoridad era indiscutible, pero había una sombra que oscurecía su dominio: Lucifer
Desde el momento en que se encontraron, la rivalidad entre Alastor y Lucifer fue evidente. El soberano, con su presencia imponente y su "dedicación" a su hija, representaba todo lo que el demonio de la radio despreciaba: fuerza, poder y esa asquerosa cosa llamada amor. Y él no podía soportarlo.
Recordaba vívidamente el primer encuentro entre ellos. Alastor, con su arrogancia desmedida, no había vacilado en burlarse de la estatura del rubio y cuestionar su capacidad como padre. Pero Lucifer, había respondido con una mirada desafiante y llena de desprecio que había encendido la chispa de un odio visceral entre ellos.
Mientras Alastor bajaba las escaleras hacia la sala principal, logró percatarse de la presencia del soberano del infierno revisando algunos documentos, Alastor apretó los puños con algo de furia contenida, ensanchando su sonrisa de una forma forzada. No importaba cuánto intentara ignorarlo, el desprecio que sentía por ese rey de baja estatura seguía siendo tan intenso como el primer día.
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