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Ambas chicas habían salido del hotel hace unos momentos y caminaban por las calles de Pentagram City en silencio. Era extraño para Vaggie ver a Charlie en un estado de introspección tan profundo. Por lo general, la princesa era la persona más habladora y enérgica que conocía, pero ahora parecía perdida en sus propios pensamientos, con una mirada seria fija en el suelo mientras caminaban, ignorando completamente el caos del infierno a su alrededor.
Vaggie, preocupada por el repentino silencio de su novia, decidió romperlo con una pregunta que había estado rondando en su mente desde que salieron del hotel.
─¿Estás bien? ─ Preguntó con ternura, mirando a Charlie y esperando pacientemente una respuesta.
La pregunta desencadenó un torbellino de emociones en la mente de Charlie. Habían pasado por tantas cosas juntas, incluida la reconciliación con Lucifer y su ayuda durante el exterminio. Sin embargo, a pesar de todo eso, seguía sintiendo una duda persistente. ¿Realmente confiaba su padre en la posibilidad de redimir a los pecadores? ¿O seguía siendo escéptico acerca de su causa?
La discusión con Lucifer aún resonaba en su mente, recordándole las palabras hirientes que habían salido de su boca sin pensar. Se sentía horrible por haber herido a su padre de esa manera, pero también estaba atormentada por la idea de que tal vez, después de tantos años, aún no creía en ella ni en su causa.
Estas preguntas la consumían por dentro mientras caminaban por las calles. No, definitivamente no estaba bien. Se sentía abrumada por la desconfianza de su padre y por las consecuencias de sus propias palabras impulsi-
─¿Charlie?
La llamada de su pareja rompió el hilo de sus pensamientos, arrancándola de su aparente trance. Respondió con una sonrisa nerviosa ante la atención repentina.
─¿Sí? ¿Qué ocurre? ─Su mirada se posó en su compañera con delicadeza, intentando transmitir calma, aunque sus manos temblorosas delataban su inquietud. La princesa se había sumergido tanto en sus propios pensamientos que no había percibido la creciente angustia en el rostro de su pareja, causada por su propia preocupación.
─ ¿Estás bien? ─Volvió a preguntar, tomándole suavemente una de las manos a Charlie con ternura y cuidado.
─ Espectacular, ¿por qué no habría de estarlo? ─Respondió con una risa nerviosa, mientras se acomodaba el cabello ligeramente desordenado en un intento por aparentar tranquilidad donde no la había.
─Por lo sucedido en el hotel... con tu padre.
─¡Ah, eso! No fue nada, solo una pequeña disputa entre nosotros dos. En algún momento lo resolveremos... ─Su tono denotaba duda. ¿Realmente podrían solucionarlo? Tratar con su padre era sumamente complicado, una tarea que solo podía llevarse a cabo si ambos estaban dispuestos a cooperar. Cualquier muestra de hostilidad podía desencadenar una brecha irreparable entre ellos.
