Kim Taehyung es un humano que estudia arquitectura y que no tiene tiempo para citas, pero un día es obligado a ir a una fiesta por sus amigos.
Un evento desafortunado lo lleva a encontrarse con el príncipe del infierno; Jeon Jungkook.
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Por primera vez, la noche se convirtió en un refugio de paz mientras dormía en los brazos de Jungkook. La tranquilidad de la oscuridad se veía interrumpida únicamente por el suave ritmo de su respiración, que se sincronizaba con la mía en una danza lenta y constante. Al despertar, aún envuelto en la calidez de su abrazo, me encontré recargado sobre su pecho. Las sensaciones eran abrumadoras: el calor que irradiaba su cuerpo, el aroma suave y reconfortante que parecía envolverme por completo, y el sonido de su corazón latiendo con fuerza, como si tocara una melodía solo para mí.
En ese momento de serenidad, un movimiento inesperado me sacó de mis pensamientos. Sentí un par de patadas desde mi vientre, como pequeños recordatorios de la nueva vida que estaba a punto de llegar. Sorprendido, bajé la mirada hacia mi estómago y no pude evitar gritar al ver el tamaño de la panza, que había aumentado considerablemente durante la noche. La piel se estiraba, marcando la silueta de un pequeño ser que crecía dentro de mí. Era un recordatorio palpable de que la vida que llevaba dentro estaba lista para unirse a nosotros en este mundo. La emoción me embargaba, mezclada con un atisbo de nerviosismo. Todo indicaba que el momento de dar a luz se acercaba mucho más rápido de lo que había imaginado.
Jungkook, al ver la panza, quedó completamente asombrado. Sus ojos se abrieron con sorpresa y una sonrisa se dibujó en su rostro, mezcla de incredulidad y ternura. Se acercó suavemente, colocando sus manos sobre la curva prominente y sintiendo los movimientos desde dentro.
—Es increíble —murmuró, su voz llena de emoción y asombro. La conexión entre ambos se fortaleció en ese momento, un lazo que se extendía más allá de las palabras, unido por la vida que pronto daríamos la bienvenida juntos.
—Jungkook, tengo miedo —susurré, sintiendo cómo el pánico se apoderaba de cada fibra de mi ser.
—¿Miedo? ¿A qué? —preguntó, su voz era una mezcla de preocupación y confusión.
—No lo sé, es un miedo irracional que me consume.
—¿Quieres regresar a la tierra? —continuó, intentando buscar una solución lógica.
—No es eso —respondí rápidamente, cortando su razonamiento—. El bebé está creciendo en mi vientre a un ritmo acelerado porque estamos aquí, en este lugar en el infierno, y aunque sé que es más probable que sobreviva al parto si me quedo...
Hice una pausa, tragando saliva nuevamente mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas.
—Tengo miedo de morir —confesé finalmente, dejando que la verdad saliera a la luz.
—No vas a morir, yo me encargaré de protegerte —afirmó Jungkook con determinación.
—Pero, ¿puedes revivir a los muertos? —pregunté, buscando alguna esperanza en sus ojos.
—No, eso solo lo hace el ángel de la muerte y, como sabes, ese ángel no se lleva bien con los demonios —explicó, frunciendo el ceño en señal de disgusto—. No creo que me quiera hacer ese favor, ni siquiera a mi padre se lo haría.