Capítulo 6

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"Seamos amigos primero"

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"Seamos amigos primero". Esa fue mi declaración, un intento de mantener las cosas en un terreno seguro. Pero, ¿realmente quería ser su amigo? Después de la noche apasionada que nos llevó hasta este punto, ¿podríamos simplemente retroceder y ser solo amigos? Estaba nervioso, temeroso de que ella pensara que estaba completamente a su merced. Después de todo, casarse era un paso monumental.

Jungkook y yo estábamos en la misma página. Decidimos tomarnos el tiempo para conocernos mejor antes de dar el siguiente paso. Porque, aunque compartiríamos un hijo, el matrimonio era una entidad completamente diferente. Así que aquí estábamos, en Hawái, dos semanas después de nuestra escapada. El embarazo mágico avanzaba más rápido que uno humano, y mi barriga ya rivalizaba con una sandía mediana. Mi figura había cambiado drásticamente: mejillas hundidas, ojos cansados y piernas tan delgadas como mis brazos.

¿Qué nos depararía el futuro? ¿Cómo sería criar a un niño en este mundo mágico? Solo el tiempo lo diría, pero por ahora, nos aferrábamos a la promesa de amistad y al deseo de construir algo más profundo.

Me enteré que Brenda era un ángel caído. Sus alas negras, majestuosas y enigmáticas, me dejaron sin aliento. ¿Cómo podía ser que un ser celestial hubiera caído de su gracia? ¿Qué secretos ocultaba bajo esas alas oscuras? Me atreví a mirarla a los ojos, y en su mirada encontré una mezcla de tristeza y desafío.

Freud, la quimera, era otro enigma. Hijo del mayordomo real y el mejor amigo de Jungkook desde la infancia, su existencia desafiaba las leyes de la naturaleza. Los humanos no podían verlos, pero yo sí. Jungkook, con su poder inmenso, tomaba forma de hombre natural en la tierra, y yo era testigo de su verdadera esencia.

Un día, tras el desayuno, le pregunté a Freud sobre Jungkook. ¿Dónde estaba? ¿Qué hacía?

—Fue a buscar a un elfo —respondió Freud con calma—. Quiere una frutilla élfica.

—¿Una frutilla élfica? —pregunté, confundido.

—Sí, una fruta especial —contestó Freud, como si fuera obvio—. Solo los elfos pueden cultivarla.

—¿Fue solo? —insistí.

—No, Brenda lo acompañó —dijo Freud, y su tono casual me hizo arder de celos.

Brenda, tan cerca de Jungkook. No era solo admiración o respeto. Era algo más profundo, algo que me ponía los nervios de punta. Brenda estaba enamorada de su señor, y yo, atrapado en este triángulo mágico, no sabía qué camino tomar. ¿Amistad, amor o celos? El destino se burlaba de mí, y las alas de Brenda seguían susurrando secretos al viento.

—¿Tardarán mucho en llegar? —pregunté jugando con mis dedos.

—Se fueron mientras dormías, en la madrugada —contestó viendo su reloj—. No deberían tardar en venir.

Mi humano favorito| Terminado KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora