1/ Un tal admirador, A.

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Uno.

El sudor recorría todo mi rostro, y cada paso me agotaba aún más. No suelo correr, pero últimamente, debido al estrés, lo hago todos los días. Es coger o seguir corriendo como una puta loca y lamentablemente, no he tenido la oportunidad de hacer lo primero.

Al llegar a mi mansión, jadeé más de lo normal y consulté mi reloj para revisar mis pasos, sonrió al ver que había superado mi récord anterior.

Camino hasta la puerta y recuerdo las cartas que me enviaron de las compras con las que tengo contratos, así que fijo mi vista en el buzón y me dirijo hacia el. No tardé en coger todas las cartas, que esperaba fueran muchas más, dado mi trabajo como colaboradora de marcas y el hecho de que mi esposo, Adler, es dueño de una empresa de vinos. Sin embargo, eran menos de las que esperaba, ya que aún está temprano.

Me dirigí a la cocina para tomar agua. Mientras bebía, revisé las cartas, descartando lo innecesario y guardando lo que necesitaba. Encontré una carta sin dirección ni nombre, totalmente en blanco.

Fruncí el labio superior, preguntándome si sería un error del cartero. Sin importarme, abrí la carta y comencé a leer, sintiendo cómo mi corazón se aceleraba por el pánico y el miedo.

Revisó el sobre y varias fotos vienen con ella.

Yo en la otra semana bailando con antifaz, yo bailando alrededor de varios hombres y otras más que reconozco al instante.

Las manos me temblaban y sudaban como locas.

Al escuchar unos pasos tras de mí las colocó nuevamente en el sobre y la guardó atrás de mí, que al voltearme me encuentro con Adler, y su mirada tan fría.

—¿Sucede algo? —y me sorprende que al menos pregunte, aunque lo haga sin interés.

—No, solo.... nada —asiente aunque su ceño se frunció un poco, tal vez por la poca información.

Con la carta en manos voy casi corriendo y llegó al ascensor, presionó el botón del segundo piso,
y al llegar a mi habitación, me encierro.

Y lo único que pienso es: «Alguien sabe mi secreto»

Vuelvo a sacar la carta y lo único raro es ver un selló de águila negra debajo de “Tu admirador A.”

¡¿Quién coño es?!

Y la tiró en la cama y me sobo la cabeza varías veces.

Mierda, mierda, mierda..

Sabía que algo así podía pasar, pero me dejé llevar por la maldita disque suerte que tenía. Y solo pienso en que tengo que deshacerme de esa persona. Mañana mismo hablaría con Ramiro o con el mismísimo Gerardo.

Me acosté boca arriba en la cama y agarré la carta, leyéndola de nuevo.

Tienes una vida llena de secretos y pecados, y no te importa quién esté delante. Siempre estás primero. Pero, ¿y si eso cambiara de la noche a la mañana? Yo sé que le temes al fracaso. Yo seré tu mayor temor, Lilith".

Maldita sea, maldita sea.

Si ya estaba estresada, ahora lo estaba el doble. Mi mente buscaba desesperadamente quién podría ser.

Definitivamente, algún día sabría quién es, y esperaba que el problema se resolviera con dinero o medidas menos extremas.

Estoy en problemas.

༓࿇༓

Estaba en la cocina preparando un pollo guisado, algo que sabía hacer bien pero que no disfrutaba. La mayoría de las veces compraba comida en restaurantes, pero hoy tenía a mi molesta suegra en casa, lo cual era como un dolor de ovarios.

—Pica la cebolla más fina —me dijo, con ese tono molesto que suelen tener todas las suegras. Me quitó el cuchillo y comenzó a picar la cebolla ella misma, demostrando, para mi sorpresa, que lo hacía aún mejor que yo.

—Lo siento, no sabía que vendrías —dije, sonando como una niña regañada. Ella llegó justo a las doce y no había nada listo para comer.

Magaly suspiró y, al terminar de picar la cebolla, me entregó el cuchillo.

—Tienes que cuidar mejor a mi hijo. Él trabaja mucho y viene cansado. Así que no te quedes sin hacer nada —Aguantar, esa es la palabra que me define, pero cada vez es peor, y siento que en cualquier momento voy a explotar—. Échale la cebolla a freír con los otros vegetales.

Durante los dos años que he aguantado los tontos comentarios de esta señora, nunca he dicho una sola palabra para contradecirla.

Nuestros padres tienen dos empresas diferentes. Adler se encarga de las dos en este momento, aunque una me pertenece «La memorable empresa de Tabaco».

No me hago cargo de esa empresa, ya que según nuestros padres yo no soy de gran ayuda, me complicaría y terminaría poniendo la empresa en ruinas (en más de lo que ya está), ya que Adler le ha prestado más atención a su empresa que a la mía. Y estoy a un tantito de hacerme cargo, solo que no soy lo suficientemente valiente para quitársela. Y sus excusas es que debería de tener hijos y cuidar a mi marido.

Y lo que he aprendido de esta mierda es lo complicado que es el matrimonio arreglado, porque desde pequeños nos mantenían unidos aunque yo era más revoltosa y el tan serio, nunca nos llevamos bien, pero nos tuvimos que acostumbrar a ello y a los pocos años nos volvimos amigos, pero nada duró demasiado.

Aún pienso que todo esto es un desastre, pero me guío por las palabras que me afirmó hace unos meses. Y me aseguro que después de algunos papeleos de la empresa y charlas con mis padres nos divorciaremos.

Eso lo dijo cuando tuvimos una de nuestras tantas discusiones.

Al terminar de cocinar, guardamos la comida de Adler y la señora comió, obvio dijo que el Arroz estaba sin sal y el pollo un poco salado.

Quise decirle lo vieja que estaba si pensaba eso, pero solo dije: —Mejoraré.

Esto si que es una pesadilla.

Cuando se fue solté un suspiro de alivio, verla irse fue como tener un puto orgasmo.

Lo siguiente que hice fue ver televisión, tomarme un descanso mientras bebía algunos de los tantos vinos que tenía Adler.

Incluso me he quedado dormida en el sillón sin darme cuenta.

Incluso me he quedado dormida en el sillón sin darme cuenta

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LAS NOCHES DE ORIÓN {+18}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora