3/ Salvador.

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Tres.

Al terminar los pies me dolían hasta la puta mierda. Bailar dos malditas horas era extremo y lo disfrutaba, pero llegaba un punto en el que el dolor no me dejaba seguir.

Entré a mi camerino y me sorprendí al ver a las chicas, Delay y Katerine, charlando mientras bebían en el sillón.

—¿Hay fiesta sin mí? —dije con diversión, tomando una botella de whisky y bebiendo de ella, sentí el agrio recorrido del líquido en mi garganta.

—¿Qué dices loca? —se carcajeó Delay, dándome espacio en el sillón —Te estábamos esperando y solo podemos fiestar aquí ya que Ramiro no se mete con su angelito.

Todas reímos casi al mismo tiempo. Era una realidad, yo le generaba mucho dinero a Gerardo, me tenía como si preferida, pero yo no hago más que despreciar a ese viejo asqueroso.

—¿Qué tal te fue hoy, Lilith? —Katherine me pasó el cigarrillo mientras me hablaba.

—Lo disfruté mucho, ya tengo menos estrés —fumé sintiendo como el humo envolvía mis pulmones y me relajaba y luego se lo pasé a Delay —¿Y ustedes?

—Estábamos hablando sobre la situación de Katherine, dice que ya lo resolvió, pero aún sigue bailando en la cuarta puerta. No entiendo —miramos a Katherine y ella solo tiene una sonrisa cómplice mientras nos mira a las dos —¡Habla ya puta!

—Está bien, está bien —me quita la botella y la bebe más de dos veces —. Alguien paga la noche entera por mí.

—¿Cómo así? —dije tomando interés en la conversación —¿Te coge toda la noche?

—No —ríe nerviosa —. Él solo paga por mí y no hace nada. He llegado a pensar que lo hace por pena, que es lo más obvio.

—Imposible —dice Katherine y concuerdo con ella inmediatamente —, un hombre podrá ser lo que sea por pena, pero a base de eso se aprovechan para pedirte algo a cambio.

—Eso es cierto —digo —. Aunque fuera gay te pediría algo a cambio, no sé, tal vez que le metas el dedo en el culo.

—Noo —dijo Katherine entre risas —. Él no. La primera vez que le bailé me cogió con la mirada, y sentí raro por primera vez —sus ojos azules mostraron un destello de emoción —. Por primera vez quise que sí me desearan y cogieran, pero cuando nos comenzamos a besar, se detuvo y se separó de mí y se fue, luego cuando ya pensé que se iría, pagó el resto de la noche y hasta ahora lo sigue haciendo aunque no venga.

Delay y yo nos miramos ceñudas. No entendíamos nada.

—¿Quién es él?, o sea no entiendo. Katherine ten cuidado con las personas de este sitio, nadie es bueno por elección —la preocupación llega a mí, ya que Katherine es la más pequeña del grupo y si algo le pasara no sé cómo le haríamos.

—No se preocupen, él no hace más que ayudarme. Se llama Salvatore Moretti.

Una vez más Delay y yo nos miramos en busca de respuesta una a la otra.

—¿Salvatore? ¿Salvatore porque te salva? — Delay y yo nos reímos casi al mismo tiempo —Ya tienes diecinueve años Katherine, no inviertes.

La cara de Katherine se petrifica del enojo, cosa que al instante yo y Delay miramos hacia otro lado que no fuera la cara de Katherine.

—¡No miento! El día en que lo besé incluso iba a follarme y luego se alejó como si yo fuera una bacteria —se explicó —. Y lo juro yo tampoco lo entiendo, pero tampoco me quejo, por poco dejo de ser virgen con un viejo asqueroso.

—Bien, bien, ya dejemos las bromas Delay, que esto es serio —me recompuse aunque se me hizo difícil —¿Tienes su contacto o algo?

—No —Dijo de inmediato.

—Mira Katherine, yo no sé en qué andas metida, y aunque me ría me preocupa ¿okey? —le aclaré y ella asintió —Quiero que sigas estudiando y salgas de la deuda de ese hijo de puta de Gerardo. Y quise pagarla y darle hasta el triple, pero él sabe que teniéndote genera más. Así que, lo que vas a hacer es darme alguna información del tal salvador. No quiero le debas a nadie más.

La sonrisa y ojos llorosos de Katherine me hizo sonreír con seguridad, y me distrajo los aplausos de Delay y supe al instante que el alcohol ya le dio duro.

—Podría decir lo mismo pero soy pobre y también le debo al mamañema de Gerardo —y una vez más reímos entre todas por las palabras raras de Delay, sacando su lado dominicano.

Y las chicas y yo seguimos hablando por lo menos por treinta minutos. Katherine nos cuenta más sobre el susodicho que al parecer es italiano y saber aquello me hizo recordar al tal admirador secreto, y el miedo nuevamente llegó a mí. Podría haberlo comunicado con las chicas y tal vez ellas me darían una idea o pistas, pero solo calle y disfruté de la noche con mis amigas.

『••✎••』

Entrar a la mansión se me hizo más difícil que manejar borracha, y aunque ya estaba acostumbrada a manejar así aún temo de que me atropelle un puto auto, pero a estas horas es que Adler se despierta y lo último que quiero es que me vea.

Camino hasta las escaleras y las subo una a una, pero cuando pensé que ya había tenido la victoria me lo encuentro justo abriendo su habitación, aún tenía su pantalón de dormir y unas pantuflas, el torso completamente desnudo, dejando ese ancho y musculoso cuerpo a la vista.

Dios mío santo.

Sus ojos recorrieron cada parte de mí.

—Buenos días —dije tratando de pasar desapercibida, pero mi aspecto no me lo permitía.

—¿Una fiesta? —mencionó y asentí rápidamente —Me extraña que salieras así, eres muy perfeccionista con tu ropa.

—Oh, es que era una pijamada entre amigas —caminé hasta la puerta de mi habitación, que quedaba a unos metros de la de él.

—Ya veo —dijo sin más y solo vi como desaparecía en el ascensor. Todo lo hace sin el mayor interés.

Y aunque esa fue una buena estrategia, mi corazón no paraba de latir y sentir miedo. El simple hecho de que él sepa mi secreto me aterra.

Cuando subo a mi habitación me ducho y cambió, me tiró en la cama y solo con cerrar los ojos siento como el sueño se apodera de mi.

Cuando subo a mi habitación me ducho y cambió, me tiró en la cama y solo con cerrar los ojos siento como el sueño se apodera de mi

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LAS NOCHES DE ORIÓN {+18}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora