Jimin estaba durmiendo debajo de varias pieles, el sol ya se asomaba desde hacía muchas horas. Jimin se estiró y salió de su cama. Descalzo en el suelo de tierra de su choza caminó con los ojos chiquitos hacia el sonido de la puerta. Su padre no estaba ni sus hermanos, así que no había nadie para atenderla. Situación que lo ponía de mal humor.
—¡Jimin-a, abre la puerta es urgente!
La voz de Yunha, su mejor amiga Omega, más bien su única amiga que se aventaraba atravez del bosque para visitarlo constantemente. Se había conocido en el arroyo un día que Jimin estaba lavando ropa y se le fue una piel en el agua, ella tuvo la amabilidad de ayudarle a recuperarla. De eso ya tenía bastante cuando ella era una niña, ahora ella era una hermosa Omega que rondaba los 16 años.
La única compañía distinta a los alfas toscos con los que tenía que tratar.
—¿Qué sucede ahora? Por qué tanto ruido —La voz ronca de Jimin se hizo presente en la escena, no fingía absolutamente nada de su estado adormilado.
—Mira, te anoté en la persecución de este año, mi madre te registró como su hijo y así no hubo que pedir el consentimiento de tu padre.
Jimin abrió los ojos de repente y sonrió ampliamente al ver el collar rojo con su nombre. El sueño se fue de un solo golpe y sus sentidos se alertaron al escuchar las noticias.
—oh por fenrrir, no lo puedo creer que lo hicieras, debes decirle a tu madre que cocinaré para ella en agradecimiento.
Ese collar solo se lo ponían los participantes a la carrera. Debía de portarlo hasta el festival para que así fuese identificado entre los candidatos y ser cortejando antes del día exacto.
—mmm no creo que sea necesario —La chica de pelo oscuro y mirada sonriente se puso nerviosa al rechazar el ofrecimiento de Jimin pues era ampliamente sabido de las pocas habilidades de cocina del Omega dormilon.
—Es hermoso, complemente hermoso —Jimin lo puso en su cuello y corrió hacía el trozo de espejo que tenía escondido en su baúl, su cuello blanco se veía de repente bonito y elegante. —No puedo creer que esto por fin este pasando.
Veinticinco años tenía y aún no tenía alfa, por lo regular los omegas llegaban a tener solo diecinueve o veinte cuando participaban en la persecución para poder encontrar una pareja. Pero para Jimin eso no había sucedido, primera por qué le daba igual aquel raro ritual y segunda era por qué aún no se sentía lo suficientemente preparado para dejar a su familia.
Pero el tiempo había pasado y el que sus tres hermanos y su padre fueran alfas territoriales le dificultaban el participar en tal primitiva tradición. Jimin nisiquiera tenía permitido salir del perímetro de la chosa sin protección y era muy raro que se quedará solo. Cómo ese día en específico Jimin sorteaba que alguno de ellos estaba no tan lejos.
Para ellos Jimin era el más grande tesoro, lo cuidaban de todo y lo sobre protegían de forma irracional. Ellos tenían la idea de que ningún alfa se merecería la mano del pequeño Omega. Sin embargo para Jimin era totalmente lo contrario aunque agradecía que siempre tenía comida y todo lo necesario para vivir siempre había tenido curiosidad por experimentar la vida del exterior. Cuando iba al pueblo su aroma siempre era cubierto con él de algún alfa de su familia y tambien era custodiado por alguno de ellos. Al menos así fue como Jimin acepto hacerlo para tranquilidad de aquellos alfas celosos.
También tenía que ser acompañado cuando iba al río a lavar o cuando le apetecia pasear por el bosque. La ventaja de vivir lejos de la aldea era que muy pocas veces se encontraba con alguien en el camino así que era feliz paseando y platicando con sus hermanos entre los árboles.
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Corazón de ciruela dulce.
FanficJimin no podía creer que el próximo Alfa líder de la aldea lo hubiera escogido a él para ser su Omega.