Antes de morir

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Walburga sentía como se le estaba escapando la poca vida que le quedaba de las manos. Usualmente los magos y brujas son muy longevos, pero cuando sufren grandes perdidas y sus emociones sobrepasan los limites, hay consecuencias, y una de ellas es que su tiempo de vida se reduzca y sientan como se van apagando cual vela.

Por lo que al sentir esto, ella tomo una decisión, lo cual nos lleva a este momento con exactitud. Le tomo más de dos meses aprenderse los cambio de rotación de guardias y otros dos planear con exactitud el plan perfecto, sin contar obviamente a los dementores. Sin dudar ni siquiera un segundo, lanzo un Imperio al guardia de turno.

- Llévame a la celda de Sirius Black - susurro en voz baja.

- Si - susurro también el guardia hechizado.

Lo siguió en silencio y siempre alerta por si aparecían más guardias, paso por corredores con celdas en muy mal estado, pero que esperaba, era Azkaban. Los dementores hacían muy bien su trabajo, los presos deliraban, la locura en sus ojos era anormal y horrible, se oían sus susurros y risas guiadas por su misma locura.

Sin darse cuenta frenaron en una celda al final del pasillo y el guardia apunto con su dedo hacia el frente. 

- Es aquí - dijo ido.

- Abre - dijo con voz firme y el guardia abrió. - Ahora vete, si te preguntan donde estabas di que fuiste al baño y luego duerme.

- Si - fue lo ultimo que dijo y se marcho.

Walburga se dio vuelta buscando a su hijo, pero lo único que encontró en esa celda fue un bulto que temblaba en una esquina, la celda en si era igual a todas las de ese lugar, sucia, fría y con una gran ventana con rejas que daba la mar para que los dementores pudieran hacer su trabajo. Con su varita ilumino la celda y lo que vio le destrozo su asquerosa alma, su niño estaba deteriorado, delgado, sucio y muy maltratado, sintió tanto coraje que por un momento quiso darse vuelta y matar a todo aquel que se le cruzará.

Pero tuvo que respirar hondo ya que el plan tenia que salir bien.

- Sirius - lo llamo con voz fuerte y clara.

Sirius creyó que de nuevo deliraba con su madre y solo la vio con sus ojos vacíos, como si fuera normal verla.

- Hola otra vez madre, hoy no viniste como siempre, a que se debe tu capa negra? - preguntó en voz baja y ronca, como si su voz solo la usara para gritar.

Su madre rapidamente se dio cuanta que pensaba que era un sueño o un delirio, por lo que decidió acercarse y tomarlo de las mejillas.

- Sirius, soy tu madre, realmente estoy aquí - le dijo con su voz rota y a punto de quebrar en llanto por ver a su hijo así.

- Mentira, eres parte de mi imaginación - dijo.

Ya sintiendo que no le quedaba tiempo tuvo que recurrir a su último recurso. Levanto su mano y lo abofeteo. Sirius abrió grande los ojos al sentir el ardor en su mejilla y miro a quien realmente en su madre y no un producto de su imaginación como pensó.

- Ahora necesito que me escuches con mucha atención, te sacaré de aquí antes de que aparezcan los guardias o los dementores, pero necesito que no sueltes mi mano, entendiste Sirius? - le pregunto Walburga con el ceño funcido.

- Que haces aquí? - pregunto su hijo con asombro y cierto resentimiento.

- Luego te explico todo - le dijo revisando un reloj.

- Dimelo ahora - demando elevando la voz.

- Cierra la boca Sirius Orión - reprendió con voz dura a su hijo. - He dicho que te lo explicare luego, se un buen niño y espera - dijo inconcientemente de que quien tenia enfrente ya no era un niño y siguio buscando en su bolsa la otra capa que traia para él.

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⏰ Última actualización: Oct 07 ⏰

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