Nuevos rostros

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Muy bien.. el día iba de mal en peor, me encontraba esperando a mi avión sentada en el aeropuerto, lo peor es que no había desayunado porque mis panqueques salieron quemados y totalmente duros, así que preferí no comer nada.

Una señora rubia ya mayor se sentó a lado de mí con un semblante serio, como si hoy odiara a todo el mundo, pero al cabo de unos 6 minutos, la mujer comienza a hablarme.

—¿Hacia dónde es tu destino?

Desvío la mirada de mi teléfono a la señora lentamente, después miro a mi alrededor para asegurarme de que me está hablando a mí, porque no quería pasar vergüenzas.

—Oh, yo iré a Madrid —respondo con una pequeña sonrisa de amabilidad.

—Ya veo —la mujer hace una pausa, como si estuviera pensando el por qué —¿irás a visitar a tu novio?

Comienzo a reír forzadamente mientras niego con la cabeza, trataba de no pensar en la pelea que tuve ayer con mi ex novio al decirle que me iré de Argentina para irme a España.

Y no era risa, era llanto.

No, yo no tengo novio, señora —aclaro, mientras me acomodo en mi asiento —Voy a España por asuntos de trabajo, que es cuando una persona va a otro país para tener mejores oportunida...

—Sí sé lo que significa —me interrumpe y yo asiento con la cabeza, siempre por el lado positivo, claro.

La señora me miró como si fuera un pedazo de popó y desvió la mirada hacia otro lado, preferí hacer lo mismo.

Me levanto de mi asiento y camino hacia una cafetería que quedaba justo en frente con mi maleta cargando en mis manos, la cual era demasiado pesada, llevaba casi media habitación, 5 meses era mucho tiempo para mi, pero tengo que aprovechar lo más posible; al llegar a la cafetería, me coloco en frente de la barra, observando detenidamente el grande menú.

—Buenos días, señorita. ¿Qué va a pedir el día de hoy? —pregunta el barista, con una sonrisa amable.

—Me da Capuccino, por favor —respondo mientras le devuelvo la sonrisa.

El hombre asiente con la cabeza y se da la vuelta para preparar lo que pedí, yo me quedo parada esperando mi preciado Capuccino pacientemente, picoteando con las uñas la barra.

Después de 7 minutos, el barista se me acerca y me da un pequeño vaso con Capuccino, yo lo sostengo entre mis manos con cuidado de no quemarme.

—Veo que a esa mujer no le caíste demasiado bien —dice el barista, con una sonrisa divertida.

Comienzo a reír y asiento con la cabeza, mientras hago una mueca al recordar ese momento.

—Bueno.. tengo un don de caerle mal a señoras mayores, es un don negativo.

—¿Y cuál es tu don positivo? Si se puede saber.

—Ese no lo he averiguado bien del todo —los dos reímos al mismo tiempo, pero cuando el chico estaba a punto de volver a hablar, escucho el anuncio de que mi vuelo iba a salir.

"Atención pasajeros del vuelo con destino a Madrid, España. Les informamos que el vuelo está a punto de despegar. Por favor, diríjanse a la puerta del embarque 6 para abordar. Gracias."

Dejo escapar un suspiro de alivio y miro al chico con un poco de pena, mientras vuelvo a cargar mi maleta.

—Lo siento, pero ese es mi vuelo, y llevo esperando 1 hora y media, así que tengo que ir rápido —le ofrezco una pequeña sonrisa, dando unos pasos atrás —Gracias por el Capuccino.

𝐄𝐍𝐃 𝐆𝐀𝐌𝐄; Felipe OtañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora