—¡Fuera de aquí! No tengo por qué soportar tus payasadas.Para mi sorpresa, el muy idiota no se movió. En lugar de eso, cruzó los brazos con esa mueca burlona.
—¿Segura que quieres que me vaya? Podrías arrepentirte de correr a... Arvid Chambers Ese es mi nombre, por cierto—dijo arrastrando las palabras mientras la sábana caía peligrosamente baja por su cadera.
Tragué saliva, apartando la mirada de su torso desnudo. Arvid dejó escapar una risa grave.
—¿Te pongo nerviosa, preciosa? No tienes que contener la respiración por mí—se burló acercándose un paso.
Lo fulminé con la mirada y, sin pensarlo dos veces, lo empujé con fuerza para sacarlo de la casa. Arvid tropezó hacia atrás, con la sábana resbalándose hasta casi dejar al descubierto su virilidad. Contuve el aliento, desviando la mirada.
—¡Oye! Ten más cuidado o terminaré sin nada de ropa—se quejó en tono desafiante mientras se envolvía de nuevo la tela.
"No sería la primera vez que andas desnudo" pensé cruzándome de brazos. Por un momento, mis ojos se desviaron hacia su pecho marcado y la línea tentadora de sus abdominales. Sacudí la cabeza, avergonzada de mirarle de esa manera.
Arvid arqueó una ceja, casi como si intuyera mis pensamientos. Sentí un repentino rubor en las mejillas al recordar su cumplido sobre mis piernas.
—Lástima que las ocultes debajo de esos shorts tan holgados—comentó descaradamente, recorriéndome con la mirada.
Apreté los puños, indignada. Nuestros ojos se encontraron.
—¡Fuera de aquí! —volví a empujarlo con fuerza, cerrando la puerta de golpe tras de mí.
Me apoyé contra la puerta, agitada. ¿Por qué ese idiota me había puesto tan nerviosa? Sacudí la cabeza, negándome a seguir pensando en ello.
Rocco me recibió en la sala, restregándose contra mis piernas. Me agaché para acariciarlo, soltando un bufido.
—No puedo creer que seas tan amable con ese tonto exhibicionista, Rocco. Le prestas más atención que a mí.
Rocco simplemente maulló y de repente me rasguñó la mano que lo acariciaba. Aparté la mano de un respingo.
—¡Oye! ¿Qué te pasa? ¿También te estás revelando contra mí?—lo regañé frunciendo el ceño.
Rocco se limitó a dirigirse hacia su platito de comida vacío. Puse los ojos en blanco, comprendiendo.
—Ah claro, es la hora de comer ¿verdad? Perdón por olvidarlo con todo el lío de ese exhibicionista—dije mientras iba a la cocina por sus croquetas.
Una vez que Rocco estuvo comiendo tranquilamente, miré el reloj en la pared. 9:00 pm. Sacudí la cabeza, decidida.
—Bien, ya fue suficiente de distracciones por hoy. Ahora me concentraré en disfrutar mis vacaciones lejos de los locos—mascullé hundiéndome en el sofá.
Para retomar mi lectura de mangas y alejarme de toda distracción. Justo cuando abría las primeras páginas, mi estómago gruñó ruidosamente.
"Claro, comida" Fruncí el ceño, no había comido nada desde que llegué.
La opción más conveniente era recalentar uno de los platos preparados que había dejado mi tío. Al sacar el envase de "Pollo dulce y amargo", no pude evitar hacer una mueca. En ese momento, mi teléfono comenzó a sonar con la llamada de mamá. Rodé los ojos, ya adivinando sus típicos cuestionamientos, pero aun así contesté con amabilidad:
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Más allá del Manga
RomanceTamara Morgan es una soñadora empedernida, vive sumergida en fantasías románticas de mangas y k-dramas. Escéptica ante el amor real, prefiere la ficción idealizada. Pero su rutina de ensueños se interrumpe cuando Arvid Chambers, un enigmático chico...