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Clint forzaba sus ojos a través del encandilante brillo del Sol que le daba de frente a la cara. Le dolían los ojos, pero debía llegar lo más rápido posible a la próxima ciudad para buscar antibióticos y buscar mejores herramientas de sutura para Kate
Habían ido a la clínica del pueblo, sin embargo, no fue opción al ver el lugar infestado de zombies a unas cuadras antes de llegar. Lo mejor fue sacarle vuelta y atropellar a los escasos caminantes que notaron su presencia
Movía el dedo sobre el volante con inquietud, extrañado del silencio a su alrededor.
Le hubiera resultado relajante teniendo en cuenta de que estaba con dos mujeres que hablaban hasta por los codos, pero la inquietud lo tenía angustiado
No necesitaba ver a Claire para saber que seguía llorando. No sollozaba, pero veía a través del rabillo de su ojo como se enjuagaba las lágrimas de tanto en tanto
Claire veía por la ventana el verde paisaje. Lo hubiera disfrutado de no ser porque se sentía desnuda y expuesta. Era como haber dejado ver la vergonzosa herida que había guardado con recelo
Nunca lo había confesado abiertamente, y apenas se daba cuenta. Había vivido años aterrada con un esposo violento, sufriendo en silencio sin que nadie se diera cuenta
Nunca había creído decir aquello en voz alta, y eso solo aumentaba sus ganas de llorar
La única ventaja que había encontrado de ese Apocalipsis Zombie era que dejaría su aterradora vida llena de violencia atrás. Con Evan muerto, podría vivir sin el miedo constante a ser maltratada por su compañero de vida
Había creído que podría olvidar esa vida y solamente se centraría en sobrevivir y cuidar a su hijo, pero se equivocaba. La herida siempre seguiría ahí, y jamás la podría borrar de su piel
— Claire… — la voz suave de Clint la saco de sus pensamientos— ¿Estas bien?
La castaña lo volteó a ver, con ojos ausentes y repletos de lágrimas
Separó los labios, pero sabía que si trataba de hablar, en vez de una palabra, sería un sollozo el que se le saldría de la garganta
Negó y giro a ver la ventana de nuevo, sorbiendo la nariz y pasándose las manos por las mejillas otra vez
»— Si quieres hablar..
— N-no q-quiero… — emitió en un balbuceo débil y quebrado— P-por favor
El mayor afirmó lentamente, sin saber que sentir o hacer con respecto a su confesión
