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Goku mantuvo el anillo en alto para que Vegita pudiera verlo apropiadamente, vio como ella trago duro, dudando en cómo aceptar, ya que los dos sabían que no podían negarse, o si lo hacían se casarían de todas formas, ya estaba firmado y no había vuelta atrás.
Vegita se acomodó en su silla antes de asentir suavemente y escanear rápidamente su mano para asegurarse de que estuviera limpia y con una manicura perfecta antes de extender la mano a Goku. El hombre dudó, pero solo por un par de segundos, luego saco el anillo de la casa y tomo la muñeca de la peli negra, con delicadeza le coloco en anillo, quizás si lo hacía mal, ella lo mataría, si la lastimaba sería su fin.

Con esa simple acción ella se convirtió oficialmente en su prometida, su futura esposa, alguien que no quería, la mujer que arruinaría su vida, reputación y que lo haría vivir un Infierno de mal augurio hasta su muerte.

Vegeta y Bardock empezaron a aplaudir vigorosamente, felicitando a la nueva pareja.

El que más disfrutaba el momento sin duda era Vegeta, emparejar a su hija fue una osadía, por culpa de la mala fama de su hija no fue nada fácil conseguirle un buen hombre a pesar de su estatus monetario y las valiosas empresas que la familia poseía.

¡Finalmente, está hecho, felicidades! Estoy seguro de que seréis una bella familia, no puedo esperar a ver a mi Vegita en el altar— Gritó con ilusión el padre de Vegita.

Goku se levantó sin siquiera mirar a los ojos a su prometida, no quería mirarla, se negaba a dirigirle la mayor interacción a esa bruja.

Goku quiso sentarse, pero Vegeta se levantó y puso su mano en su hombro. —Seguro mi hija está cansada, ha sido una mañana agotadora para ella, ya que está todo hecho, ¿Por qué no la acompañas a su habitación para que descanso un poco, eh?— Sugirió Vegeta.

El peli palmera sintió el miedo correr por su esqueleto entero, no quería, definitivamente, no quería caminar solo con esa mujer, probablemente lo empuje por una ventana, no quería morir, sabía que algo le pasaría al casarse con la bruja del pueblo, pero, ¿Ahora? ¿Tan pronto? No, sería patético y humillante, no quería ni imaginarse lo que dirían en el pueblo, “no duro ni un día”.

Giro su mirada a su padre en busca de ayuda o alguna excusa, cualquier cosa que pudiera salvarlo a aquella terrible situación, pero en vez de hallar el apoyo y compasión del que es su padre, se llevó una mirada de advertencia, podía leer claramente lo que quería transmitir como si pudiera leerle la mente, le estaba obligando y no podía huir de su destino.

Dio un suspiro y asintió, Vegita se levantó de su silla con ayuda de sus muletas y camino a la puerta sin esperar a Goku, algo que el hombre tomó mal, esa mujer era una mal educada, encima que la ayudaba ella tenía esa actitud tan fría, además de bruja, grosera.

Aunque era una molestia ella tuyo que seguirla, quedarse a su lado mientras caminaban, aunque Goku prefería mantener un poco de distancia, a pesar de todo no había ruido, excepto ese odioso sonido de la muleta de Vegita goleando el suelo, parecía que lo hacía a posta, y eso lo irritaba aún más, con esta mujer ninguna tortura era suficiente, además de que ella ni siquiera lo miraba, y él solo quería irse de allí.

Pero llegaron al cuarto de Vegita, entró guiado por la curiosidad, aunque con cautela, vio que la mayoría de las cosas estaban empacadas, probablemente para mudarse a una habitación más grande, la habitación que ellos compartirán.

El dejo su fina chaqueta en el perchero y analizó la habitación, sintiendo con un extraño derecho a curiosear en las cosas de su prometida. Ella se sentó en su cama y lo observo con cuidado, parecía indiferente ante el cotilleo de Goku.

Cuando él pensó que fue suficiente miro a Vegita. —Bueno… Adiós

Gracias— Dijo la mujer en un susurro que él no alcanzó a escuchar, la peli negra solo vio como él se iba sin mirarla ni contestarle.

El peli palmera sintió como si clavaran cuchillos en su espalda, seguro ya le dio mal de ojo o alguna cosa de esas, pero a pesar de eso se sentía orgulloso de sí mismo por sobrevivir a esta mujer.

Con su mala memoria trato de recordar el camino para llegar a la sala donde estaban su padre y su futuro suegro, una vez allí se sentó donde estaba antes, al lado de su padre.

Más calmado se dedicó a mirar a los cuadros en las paredes de la habitación mientras su padre hablaba con Vegeta sobre cosas que a él no le interesaban.

En todos los cuadros estaba ella, Vegita, pintada o fotografiada, daba miedo pensar que el viviría con esa mujer, esa misma que hacía que en el pueblo abundaran los gatos, la cascara de naranja en las ventanas, la sal en las puertas y las gemas por doquier, todo para espantar la mala suerte que Vegita desprendía.

La puerta se abrió sacándolo de sus pensamientos, era Vegita, sintió terror cuando ella caminó hacia él, ya estaba esperando su muerte, cuando esa simplemente le extendió su chaqueta. —Te la olvidaste en mi habitación…— Explico.

Él nunca escucho su voz y eso hizo que su propia voz se cortara, ya la chaqueta no importaba, seguro ya estaba infestada de mala suerte.

Quedátela

Eso hizo sonrojado a Vegita.

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⏰ Última actualización: Apr 07 ⏰

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~Ella me está esperando en casa~ :Goku X Vegeta:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora