#𝟶𝟿 • 𝑳𝒂𝒔𝒕 𝑻𝒊𝒎𝒆

65 5 1
                                    

Como ya era costumbre, Donghae se alistó al día siguiente para trabajar, no sin antes ponerse el gorro que le cubría el cabello. A regañadientes aceptó que Hyukjae lo acompañara en todo el día. Ya era visible su semblante extraño y palidez en su rostro. Hyukjae estuvo preguntándole continuamente si todo se encontraba bien pero Donghae insistía en que solamente exageraba.

El día transcurría perfectamente, Hyukjae estaba dedicándose a decorar las rosquillas, mientras Donghae decoraba los macarrons y preparaba el relleno de estos mismos. De vez en cuando Hyukjae volteaba a mirarlo y lo notaba sudando y agitado, algo que era extraño ya que hacia frío y él jamás sudaba cuando preparaba postres, además de hacer evidente su enorme esfuerzo por terminar aquello.

Hyukjae se distrajo por completo y se entretuvo en la decoración de las donas, cuando escucho que algo caía al suelo, golpeándose fuertemente y uno de los empleados pego un grito. Cuando giro la mirada para ver de qué se trataba todo eso, lo miró en el suelo, convulsionando de forma salvaje y con sangre corriendo por su nariz.

Hyukjae corrió enseguida a auxiliarlo, sostuvo fuertemente su cuerpo y le pidió a uno de los empleados que enroscara un trapo de la cocina para intentar detener la hemorragia de su nariz. Donghae no despertaba por más que Hyukjae moviera su cabeza o palmeara sus mejillas. Se angustio demasiado.

—¡Donghae! ¡Donghae! Despierta, mi amor, ¡abre los ojos!

—Aquí estoy, no me he ido... —Susurró con voz baja y débil, abriendo sus ojos lentamente y con cierta dificultad.

El pelinegro lo abrazó y lo acurrucó en sus brazos, resguardando su cabeza en su pecho mientras permanecían en el suelo, en medio de ese desastre. Después, lo ayudó a ponerse de pie y lo llevó dentro de una pequeña oficina, donde había un par de sillones. Hyukjae lo sentó allí, mientras limpiaba la sangre de su nariz. Donghae tenía un semblante cansado y la mirada un poco perdida.

—¿Qué va a pasar ahora? ¿Me vas a encerrar en la habitación y ya no volveré a ver la luz del día, verdad?

Hyukjae suspiro y tomó asiento en el otro sofá, situado frente al contrario. —No, no es así, pero comprende que yo no voy a arriesgarme a perderte o a ponerte en peligro. Además, no es justo para ti que todos te miren así. No quiero que eso suceda otra vez.

—Pero es qué vas a perderme de todas maneras, Hyukjae, es inevitable, eso va a ocurrir tarde o temprano. No soy un niño.

—Por favor, no me pongas las cosas difíciles, Donghae. Yo solamente busco tu bienestar.

—¿Aunque eso signifique casi atarme a una cama? ¿Tratarme como si fuera un inválido, un bueno para nada o un retrasado?

—No, yo no dije eso. Solo quiero cuidarte, protegerte, Donghae. No permitas que te vean en ese estado, no es algo justo para ti.

—¡Pues tú no eres nadie para impedirme nada! ¡No eres mi padre, no eres mi esposo! ¡No eres nada, Hyukjae!

Hyukjae cerró los ojos, se sintió herido por sus palabras. Intento contener las lágrimas que se acumulaban en sus ojos después de cada palabra, tronandose fuertemente los dedos.

—Tienes razón, yo no soy nadie. Pero esta nada que soy para ti, te ama más que a su propia vida, le importas y solo se preocupa por ti. Me voy a trabajar, tengo que terminar las donas.

Lo dejó solo en la oficina, Hyukjae sintió cómo las saladas gotas comenzaban a escapar de sus ojos y comenzó a llorar como su fuese un niño. Se recargó en la pared y la golpeaba, lleno de frustración y desesperación. Procuró reponerse rápidamente y continuó en la cocina, preparando lo que tenía pendiente.

—¿Ya limpiaron todo?

—Sí, señor, ya está todo limpio.

—Vamos a continuar, andando.

—¿Cómo está Donghae, señor?

—Está mucho mejor, gracias, no pasó nada. Continuemos.

Más tarde, Hyukjae se enteró de que Donghae lo había visto llorar y se había sentido muy mal. Donghae, con pasos débiles y una expresión apenada, se acercó a Hyukjae.

—¿Me perdonas...?

—¿Qué haces aquí? No deberias haberte levantado.

—¿Sí me perdonas? No quise decir eso, tú eres todo para mí. Lo siento, estaba muy enojado... —Recargó su cabeza en el hombro de Hyukjae y lo abrazó por detrás.

—Claro que te perdono, cariño, entiendo que te sientas frustrado. Sé cuánto amas estar aquí, perdóname tú a mí. Vamos a seguir viniendo si así lo deseas.

—No, aunque yo quiera, ya no puedo seguir, ya no tengo fuerzas. Solo me he estado haciendo el fuerte, pero la verdad es que, a veces, siento que ya no voy a despertar... —Entonces, Hyukjae dejó de lado las rosquillas y lo abrazó lo más fuerte que pudo. —Llevame a casa, Hyukjae...

Hyukjae se quitó el delantal y dejó al encargado del lugar al frente por obvias razones. Él sabía que se ausentarian un tiempo, así que se portó comprensivo y Hyukjae se quedó tranquilo de que la repostería estaría en buenas manos por aquel tiempo.

Donghae miraba el lugar con tristeza y antes de salir volvió a admirarlo. Cuando Hyukjae lo subió al auto, de nuevo miraba su preciosa cafetería, su sueño, por última vez. Hyukjae acariciaba su mejilla para consolarlo.

—Yo voy a estar aquí para ti, para siempre a tu lado, mi amor. Por siempre.

Cuando llegaron a su hogar, Hyukjae lo llevó en sus brazos hasta la cama, le colocó su pijama y lo arropó.

—Abrázame... ¿Me abrazas cómo ayer cuando bailabamos?

—Claro que sí, cariño.

Hyukjae se acostó a su lado y Donghae escondió su rostro en su pecho. Así,  en tranquilidad, permanecieron unas horas hasta que despertaron de forma abrupta; Donghae se removia por toda la cama, retorciendose de dolor, y nuevamente devolvió el estómago. De inmediato Hyukjae le inyectó la morfina, pero no respondía hasta que le dobló la dosis y por fin volvió a la calma.

—¿Ya pasó, cielo?

—Sí, ya pasó... Disculpame, ensucie todo...

—No, no te preocupes por eso. Descansa, trata de dormir. Te hará bien.



    ✬.・*:。──✿─── ⋆🍓⋆ ───✿──.•*:。✬

Ayno, creo q el capítulo quedó muy rápido, pero es q accidentalmente lo borré dos veces seguidas y nimodo. Pero  recta final del fanfic, agarrense 😿✋🏻

sᴛʀᴀᴡʙᴇʀʀʏ ᴄᴀᴋᴇ | ᴇᴜɴʜᴀᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora