°•|Capitulo 3|•°

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Bruja

14 de noviembre, jueves.

Despierto en mi cama algo desorientada, miro a mi alrededor y el sol ya había asomado. Eso es malo, me levanto con rapidez y en el reloj veo que son las 6.35 am y el miedo se va. No sé si fue por la muerte de la noche o algo, pero no dormí demasiado, en mi cabeza no dejaban de atormentarme los aullidos, las alarmas de emergencia por el protocolo de huida y sobre todo los gritos de todas las personas del hospital; niños, adultos, enfermeros, doctores, residentes...

Esa noche el hospital estaba más ruidoso que nunca, ver como la gente huida despavorida por el peligro y yo solo estaba escondida, por miedo en encontrarme con el lobo. Lo peor es que hubo un momento en donde el lobo estaba cerca de mi posición, su respiración profunda y pesada, como si hubiera corrido una maratón, su pelaje que caía como una cascada en picado y por último, el brillo de sus ojos que no lograba distinguir por la oscuridad, pero no niego que fueran tan oscuros como el mal en sus venas. Gracias a que estaba bien escondida él no logro detectarme o eso creo.

Dios, cada vez que recuerdo eso el cuerpo me tiembla, parezco un terremoto.

Ya que me desvele por tantos pensamientos, no estaría mal hacerme un desayudo y prepararme mejor para la escuela. Bajo con felicidad a la planta de abajo y empiezo a escuchar a mi padre y a una vos conocida, me acercó por detrás a ver con quien hablaba y oh Dios mío, es el costurero.

-Mi hija nunca haría eso- Mi padre me defendía de no sé que cosa.

-¿No ve mi marca? ¡Es obvio que fue ella!- Seguía incriminándome Louis.

Atando clavos respecto a esta conversación, creo que fue por el golpe que le di por meterse conmigo. Vale, sí, ahora me arrepiento y si me merezco una regañina, pero no es para que venga aquí recién salir sol a decírselo a mi padre como si no tuviera mejores cosas quehacer. Aunque quizás no tiene tiempo de hacer esos vestidos roñosos caros que los vende como si fuera una reliquia o sus nuevos peluches hechos con pelo sintética de segunda mano, que se ve de lejos, no hace falta ni tocarla.

-Ayer mi hija estuvo con un amigo- Louis comenzó a buscar algo en su teléfono después de que mi papá mencionara eso.

-¿Cómo explica esto?- Enseñó una foto de él con uno de sus vestidos y tuve que aguantarme la risa.

Estoy segura que mi padre esta igual. Yo sabía, y todos los del pueblo, que le encantaban sus vestidos, pero tampoco sabíamos que tanto y ver esto acaba de solucionar muchas de mis dudas. No esta bueno reírse de este tipo de gustos, yo lo sé, pero en una conversación sería y de que al parecer se había tomado la molestia de maquillarse como un payaso, le quitaba toda la seriedad a este preciso momento.

-Que se ve muy bien con la moda de Francia de los años 1900s en mujeres jóvenes, no sé que tiene que ver esto con mi hija, pero si quería mi opinión aquí la tiene- En su voz se lograba notar risas ahogadas en una expresión sería y firme.

El rostro de Louis se puso muy rojo y rápidamente cambio la foto a una que si me inculpaba. Es de una grabación de cámara de seguridad donde estaba yo perfectamente en el momento que le tire la libretita. Que fastidio, ahora debo despedirme de salir a jugar con Lucas y Noah después de la escuela.

Mi padre solo asintió con la cabeza y ellos dos se despidieron. Se dio la vuelta y verme detrás se asusto, supongo que no me habrá oído y estaba concentrado en ver que decía el costurero.

-¿Porqué lo hiciste?- Trague en seco y bajé la cabeza.

-Se comenzó a meter conmigo y me enoje porque yo si le estaba respetando- Solo se asintió la cabeza y se agachó enfrente de mí.

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