Capítulo 11

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COLE

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COLE

Dejo las bolsas sobre la mesa de la cocina y voy guardando todo en los armarios, cajones y en la nevera. Giro la cabeza al escuchar pasos y saludo a mi hermana con la cabeza cuando entra en la cocina, pero enseguida me acerco con el ceño fruncido y la sostengo por la barbilla para que me mire.

—¿Qué cojones ha pasado? ¿Dónde está Emily?

—No ha pasado nada, tranquilo. —Deposita un beso en mis dedos y pasa por mi lado para continuar guardando cosas—. Está en el baño.

—¿Por qué has llorado?

—Hemos tenido una pequeña conversación, pero todo está bien.

La sujeto por el brazo para que se dé la vuelta y sostengo su mirada; a mí no puede mentirme. Se encoge de hombros a la vez que dibuja una sonrisa, pero enseguida se le empañan los ojos y rompe a llorar. Puedo imaginarme por dónde ha ido esa conversación, así que rodeo su cuerpo con mis brazos mientras suelto una bocanada de aire.

—Déjame adivinar —pido con la boca pegada a su frente—. Ella ha dicho algo de mí o de las peleas, y tú has saltado como un caniche furioso a defender a tu hermano mayor.

Rompe a reír y se separa para secarse las lágrimas, pero no lo niega, así que asiento y me cruzo de brazos apoyando mi trasero en la mesa. No sé lo que habrá dicho Emily, pero sea lo que sea, sé que no ha sido a malas; sin embargo, Abi es tan protectora conmigo como yo con ella, y para nadie es plato de buen gusto que se metan con alguien que quieres.

—Hola.

La susodicha entre en la cocina con las manos cogidas en su espalda, seguramente arrancándose los padrastros de los dedos como siempre que está nerviosa. Las dos intercambian una mirada y agachan la cabeza, yo muevo los ojos entre ellas y, como ninguna termina de arrancar, le ofrezco la mano a Emily para que se acerque. Fija la vista en mí y se acerca despacio, entrelaza sus dedos con los míos y suelta todo el aire contenido cuando la pego a mi cuerpo. Entonces, hago lo mismo con Abi, solo que con ella me cuesta un poco más, es las más terca de los tres. Muevo los dedos y la mano mientras la presiono con la mirada, alzo las cejas cuando al fin levanta la cabeza y pone los ojos en blanco a la vez que acepta mi mano.

—No sé lo que ha pasado entre vosotras, pero solucionadlo. —Cojo la mano de cada una y hago que las unan sobre las mías—. Os quiero, a las dos —añado mirando a Emily—, y si vamos a vivir los tres juntos, no estoy dispuesto a que en la casa reine el silencio. No os podéis imaginar lo insoportables que os ponéis cada vez que os cabreáis —bromeo para hacerlas reír, y yo también sonrío cuando lo consigo—. Por separado os aguanto, pero las dos juntas acabáis conmigo.

—Qué cosas más bonitas nos dices. —Abi entorna la mirada y yo le guiño un ojo.

Aparto mi mano para dejar solo las de ellas y ambas se piden perdón antes de fundirse en un abrazo. Entonces el timbre suena y todo mi cuerpo se tensa en el acto, pero Emily mueve la cabeza para que me relaje y me dice que debe ser la comida; hace más de una hora que hizo el pedido.

La debilidad de Cole Monroe [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora