Capítulo 2

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A pesar de que le había costado conciliar el sueño la noche anterior, Paul se levantó muy temprano el lunes. Lo primero que hizo fue vestirse, luego se dirigió a la cocina para prepararle el desayuno a su pareja, quien trabajaba por las mañanas. Considerando que era un día especial, optó por preparar algo lindo: pancakes que cortó cuidadosamente con un molde de corazón y que adornó con pedazos de fresa y kiwi. Preparó café para Denny, sabiendo que el té le desagradaba, y sacó las mermeladas. Por último, se sentó a esperar a su novio.

—Buenos días, amor —saludó Paul, al ver a su pareja entrar a la cocina—. ¿Dormiste bien?

—De maravilla —se acercó a McCartney para besarlo— ¿Ya está listo el desayuno? Muero de hambre.

—Sí, te preparé pancakes con fruta, también ya está listo tu café.

—Genial —Laine se sentó frente al plato que tenía más comida y tomó uno de los pancakes con la mano para llevárselo a la boca—. Los pancakes están tibios, Paul.

—Oh, lo siento, es que te tardaste mucho en levantarte, puedo calentarlos, si quieres.

—No —Denny negó con la cabeza para después tomar una de las mermeladas—, me los comeré así, pero te lo agradecería si me prepararas un omelette. Los pancakes son muy dulces, quiero algo salado también.

—Sí, buena idea, creo que también quiero uno.

McCartney se levantó de su silla para ir a preparar lo que Laine le había pedido. Cuando terminó de servir todo, volvió a sentarse para comer su desayuno. Sus pancakes ya estaban fríos, pero decidió no darle demasiada importancia. Su novio ya estaba por terminar la comida de su plato.

—Siempre logras hacer desayunos deliciosos, Paulie —le sonrió Denny—. Mi estómago y yo estamos muy agradecidos contigo. Sé que elegiste estudiar para ser maestro, pero habrías tenido mucho éxito si hubieras continuado trabajando en alguna cocina. Eres el mejor cocinero de todos.

—Creo que estabas muy hambriento, amor —McCartney rió—. No me considero tan bueno.

—Eres muy modesto, me pregunto qué dirían tus antiguos jefes si te escucharan.

Durante sus años universitarios había trabajado en un par de cafeterías y restaurantes tanto en Estados Unidos como en su país natal. Al principio se había enfocado en tomar pedidos y llevarlos a las mesas de los clientes, pero un día se enfermó uno de los cocineros y le habían pedido apoyo. Al día siguiente, le informaron que trabajaría en el área de cocina, específicamente en repostería. En sus empleos subsecuentes, cuando veían su currículum, le ofrecían cocinar. Así había pagado sus estudios.

— ¿Y todas esas galletas? —Denny señaló los tres tarros repletos de galletas que había sobre una de las encimeras.

—Las horneé ayer en la tarde —Paul sonrió, su novio alzó una ceja—. Son para mis niños.

—Querrás decir para tus alumnos. Se ven bien, ¿puedo tomar una?

—Sí, claro, las que quieras, amor —McCartney observó a su novio sacar una galleta del tarro para luego llevársela a la boca y morderla—. ¿Y bien? ¿Están ricas?

Denny asintió, masticando deprisa para comer el resto. Tomó una segunda galleta.

—Deliciosas, pero... ¿crees que sea una buena idea darles tanta azúcar?

—Sólo será hoy, no es como que vaya a llevarles galletas todos los días.

—Está bien —Laine besó a Paul de nuevo—. Ya me voy, no quiero llegar tarde al trabajo. Hay varias sesiones de grabación y me pidieron que tocara varios instrumentos, luego tendré que quedarme a editar y, bueno, quizá llegue después de la hora de la cena; así que no me esperes para cenar.

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⏰ Última actualización: Apr 08 ⏰

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