5¹ Platillo - Huevo frito

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Mesa para dos… o debería decir, ¿para tres?

En realidad había cuatro sillas, aunque no vendría otra persona. Solo se encontraban Vincent y Manon sentados uno frente al otro, mirándose fijamente con cierta competitividad en sus sonrisas forzadas.

Rody presintió que su deber era tomar la orden de la pareja, tragándose la palabrería de “qué desea ordenar” al obtener ambos pares de ojos sobre él.

_ Siéntate a mi lado, Rody._ Pidieron al mismo tiempo, jalando las sillas de cada lado hacia atrás para hacerle sitio.

¿Qué diablos?

Primeramente no entendía la situación. ¿Por qué ambos estarían comiendo juntos en un restaurante? ¿Por qué interrumpirían su cita con tal de invitarlo a acompañarlos? ¿Por qué parecía que no pasaría nada bueno si tomaba una decisión?

Sus pupilas se posaron en el asiento al lado de la fémina. Obviamente debería escogerla a ella. Tal vez terminaron, pero, ¿eso no significaba que le estaba dando la oportunidad que tanto buscó?

Dudó, cambiando la dirección al otro puesto libre.

Misteriosamente se sentía más tentado a acompañar a su jefe, pero no había ningún motivo para ello. Su relación era meramente laboral y sería extraño si dos hombres se sentaran juntos… podría ocasionarle problemas a Vincent.

Aun así, no se dignaba a escoger.

¿En verdad debía elegir a solo uno de ellos?

Sus rostros se borraron, siendo reemplazadas por un sombrío vacío.

_ Volviste a saltarte el almuerzo. Te vas a comer lo que prepararé._ Ordenó el chef. Un platillo de carne apareció frente a él.

_ ¿Seguro de que no está demasiado amargo? No te gusta ese sabor…_ Preguntó Vacher. Un pedazo de tarta apareció frente a ella.

_ No vuelvas a hacer eso. Es peligroso._ La voz áspera mostraba cierta preocupación. Un cuchillo hizo presencia frente a Rody.

_ ¿Por qué trabajas tanto?_ Los ojos caídos de la muchacha eran escondidos por su cerquillo. Un tenedor hizo presencia frente a Rody.

_ También me gustas, Rody.

_ ¿Me amas, Rody?

Los dos desaparecieron, dejando al mesero con ambas comidas disponibles a su alcance.

Era imposible comerlos ambos a la vez y disfrutar del sabor. Lo salado de la carne arruinaría por completo la dulzura de la tarta, y viceversa. Ni siquiera la textura sólida y crujiente de la tarta combinaba con la blanda y jugosa carne.

Debía seleccionar uno.

Comida o postre. Llenura o antojo. Inicio o fin. Vincent o Marieanne.

Tragó en seco mientras agarraba el tenedor, tembloroso y temeroso a equivocarse.

(…)

Pegó un grito al mismo tiempo que su cuerpo se impulsaba fuera del sofá, estrellándose ruidosamente contra el suelo.
Pese a la casi inexistente altura desde la que se había estrellado, su corazón latía como si debajo de él hubiera la mismísima nada. Tuvo que llevar una mano a su pecho y respirar hondo para calmar poco a poco sus pulsaciones.

Una vez calmado se quejó por el dolor en sus brazos que habían prevenido el golpearse la cara, volviendo en sí cuando el estridente sonido volvió.

Era similar a una batidora moliendo sólidos, aunque no veía el sentido a eso. Ni siquiera tenía una.
Fue entonces que cayó en cuenta de que no estaba en su casa…

Mon chef, mon citron | Vincent x Rody |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora