(AVISO: ESTA NOVELA ESTÁ TRADUCIDA POR GOOGLE-SAN, CUANDO TENGA CORRECCIÓN, SE SACARÁ ESTE MENSAJE. SI LEEN, DEBEN ENTENDER QUE HABRÁ POSIBLES ERRORES, ES POR SU CUENTA XD)
Capítulo 1: La compré porque era barata (1)
La cubierta estaba desplegada.
"¿No hay más? ¡Es la preciosa dama de la ilustre familia Lindelheit de la Escuela de Magia Lindelheit! Y encima es una doncella".
Un hombre con una ridícula máscara señaló exageradamente hacia el centro del escenario.
Había una tosca jaula de hierro, adecuada para contener a una bestia salvaje. Sin embargo, lo que contenía no era un animal, sino una persona.
¿O debería decir algo que solía ser una persona?
Después de todo, los esclavos no tenían derechos humanos.
Tal vez al percibir las sombrías miradas que la rodeaban, la mujer de la jaula se encogió con expresión asustada.
Su pelo platino brillaba bajo las luces y su piel blanca se enrojecía de humillación.
El vestido que llevaba apenas la cubría, pero, de algún modo, no parecía vulgar.
Si se pudiera pintar la nobleza, se vería así.
Su postura delicada y precaria, aunque hermosa, tenía un encanto cautivador, pero...
Un solo elemento cambiaba drásticamente la impresión que daba.
Eran sus ojos.
Pupilas rojo rubí que brillaban más que los rubíes de verdad.
Sus húmedos ojos rojos se movían como un conejo asustado.
Sólo con eso, pasó de ser una obra de arte intocable a algo fácilmente explotable.
Era un espectáculo que provocaba el deseo instintivo de posesión de los hombres.
Embelesada, la multitud empezó a levantar sus matrículas con entusiasmo.
"¡1.000 de oro!"
"¡Este lado ofrece 1.500 de oro!"
"¿Sólo eso? Yo ofrezco 3.000 de oro!"
El precio se disparó hasta el cielo.
Y en respuesta, los deseos de la multitud se hicieron cada vez más transparentes.
Sin embargo, a diferencia de sus deseos ilimitados, su capital tenía límites.
"¡10.000 de oro! ¡Tenemos 10.000 de oro! ¡Lo confirmaré por última vez! ¿No hay ningún caballero dispuesto a 'cuidar' de esta tierna dama?"
A pesar de la competitiva insistencia del anfitrión, el público no pudo ofrecer más.
Después de todo, con 10.000 de oro se podía construir una enorme mansión en medio de la capital, y aún sobraría oro.
Era suficiente para comprar una aldea rural entera o adquirir un arma de mithril bien trabajada.
Incluso con malas intenciones, era una cantidad que uno dudaría en gastar imprudentemente.
"¡Si no hay más ofertas mientras cuento, concluiremos aquí! ¡Uno! ¡Dos!"
Después de confirmar que nadie más había dado un paso adelante, finalmente levanté la placa numérica delante de mí.
"¡Oh! ¡Otro participante! Según las reglas, debes añadir al menos una décima parte de la puja actual..."
"20.000 de oro."