Ep.20: Lecciones privadas de atributos (1)
Traqueteo, traqueteo.
Los carruajes de esta época tenían fama de incómodos, pero eso sólo se aplicaba a los normales.
Los mercaderes y nobles ricos podían permitirse recubrir sus carruajes con todo tipo de magias, como la absorción de impactos y la distorsión espacial, lo que los hacía bastante cómodos.
Como en el que yo viajaba.
Me encogí de hombros mientras miraba por la ventanilla la ciudad de Gef, que se alejaba.
"¿Ves? ¿Qué te había dicho? Incluso nos dieron una recompensa por encima de todo".
"Hmm... Si me hubieras dicho que ya habías investigado, no me habría preocupado innecesariamente".
replicó Carla, mesándose el pecho como aliviada.
Me preguntaba si la investigación sobre el juego podía contar como investigación preliminar.
Los métodos de los bandidos no habían cambiado, aunque algunos detalles se habían perdido debido a la diferencia horaria. Seguían operando bajo las enseñanzas de sus malvados dioses, un hábito que éstos parecían tener, pues nunca alteraban sus planes hasta que no les quedaba más remedio.
Gracias a mis conocimientos, pude engatusar al capitán de los guardias, e incluso obtuve algunas muestras de gratitud.
Recibí una buena cantidad de oro, que en realidad no necesitaba, e incluso obtuve una tarjeta de miembro VIP de la casa de subastas.
Y poder tomar prestado este lujoso carruaje fue otra parte de la recompensa.
Los carruajes tan cómodos requerían mucho tiempo y dinero para fabricarlos, ya que normalmente se hacían a medida.
Hasta ahora, había sido como un duende del tesoro, sin medios para hacer una compra tan extravagante. Pero esta vez, la ciudad de Gef nos prestó este carruaje de alta gama.
Aunque sólo era de alquiler y debía devolverse al llegar a la Academia, nos haría el viaje más cómodo.
Estirando las piernas, empecé a tararear para mis adentros en este cómodo y tranquilo viaje. Mientras tanto, Carla empezó a darse golpecitos en la barbilla, pensativa.
"Ahora que lo pienso, esta vez sí que hemos tenido suerte".
Dijo.
"Un obispo estaba parando en Gef para mantenimiento durante una misión de alto secreto, y justo cuando estábamos desenterrando un escondite, despejando la mazmorra y tomándonos nuestro tiempo para salir, encontramos a un tipo poniendo una barrera y preparándose para teletransportarse..."
Carla me miró con ojos llenos de certeza.
"Todo esto era según tu plan, ¿no?".
"¿En serio? Fue sólo suerte, ¿sabes?"
¿De qué estaba hablando?
A pesar de mi sincera negación, Carla se limitó a asentir como si lo supiera todo.
"De acuerdo, si el Maestro lo dice, entonces debe ser así. Sí, nunca hablaré de ello con nadie. Tuvimos suerte".
"......"
Ella realmente estaba empujando la narrativa de, 'Entiendo bien las intenciones de mi amo. Soy una esclava considerada'.
Eso no era una mentira, sin embargo. Era la verdad.
Mi objetivo era simplemente adquirir la Daga del León Radiante, que es conveniente tener al principio.
Todo lo que pasó relacionado con Pietro fue totalmente inesperado.