Brisa Silenciosa

Un viaje a través del tiempo y el espacio

Nasiens y Percival se miraron a los ojos, sus corazones rebosantes de amor. Sabían que su amor enfrentaría desafíos, pero la fuerza de su conexión les daba la confianza para superarlos juntos. A partir de ese momento, sus vidas se entrelazaron para siempre, unidas por un amor que desafiaba las leyes del tiempo y del espacio.

Fruto de su amor, nació Lohengrin, un niño con la fuerza de un gigante y la magia de un hada. Sus ojos brillaban con la misma intensidad que los de sus padres, y su sonrisa era tan radiante como la de su madre.

Un día, la familia decidió visitar a sus abuelos, Diane y King. La emoción llenaba el aire mientras se embarcaban en un viaje mágico a través del tiempo y el espacio.

Al llegar al reino de las hadas, Lohengrin quedó fascinado por la belleza del lugar. Las flores brillaban con colores mágicos, y las criaturas fantásticas revoloteaban por el aire. Diane, con su enorme figura y su corazón bondadoso, le acogió con cariño y le contó historias sobre sus aventuras con los Siete Pecados Capitales.

King, por su parte, le enseñó a Lohengrin a controlar su magia. El pequeño aprendía rápido, y pronto fue capaz de realizar hazañas increíbles.

Durante su visita, la familia disfrutó de momentos inolvidables. Comieron deliciosas comidas, escucharon música mágica y se contaron historias alrededor de una fogata. Lohengrin se sintió feliz y amado, rodeado de su familia.

Al final del viaje, llegó el momento de despedirse. Diane y King les dieron a Nasiens, Percival y Lohengrin un fuerte abrazo, llenos de amor y nostalgia.

De regreso a su propio tiempo, la familia se sentía más unida que nunca. La experiencia les había enseñado que el amor verdadero puede superar cualquier obstáculo, incluso las barreras del tiempo y el espacio.

Lohengrin nunca olvidaría su viaje al reino de las hadas. Los recuerdos de sus abuelos y las aventuras que allí vivió le acompañarían siempre, recordándole el poder del amor que unía a su familia