Escuchaba ecos. No tenían sentido, no podía distinguir las palabras que decían. Mi garganta estaba seca, ¿por qué? Intentaba moverme, mas no era posible. Al momento de abrir los ojos, me encontré con unas grandes nubes blancas y el azul cielo acompañado de una brisa suave y melancólica. Me levanté con mucha dificultad y al hacerlo sentí unas punzadas en ciertas zonas del cuerpo. No dolían, simplemente sentía.
Estaba perdida. ¿Qué era este lugar? Por más que hacía memoria, ningún recuerdo me hacía reaccionar a aquel lugar. Era como si fuera único. Di dos pasos hacia adelante y apareció una niña. Su sonrisa me tranquilizó y, por alguna extraña razón, me recordaba a mí. Se acercó hasta quedar frente a mí y me saludó amigablemente.
—¡Hola, bienvenida! —le di una sonrisa como forma de saludo y prosiguió—. Eres muy linda.
Reí ante su comentario y le di las gracias. Ella siguió mirándome con curiosidad y sus ojos empezaron a detenerse lentamente conforme veía los lugares donde exactamente estaban aquellas punzadas. La sonrisa se le apagó un poco.
—Estás aquí por el mismo motivo que yo —tragó lento cuando terminó de decir aquello. Jugueteó con su ropa, parecía que no quería entrar en el tema, pero claramente yo tenía más dudas que respuestas.
—¿Cuál motivo? —cuestioné con intriga. Aquella tranquilidad que había adquirido hace poco, estaba desapareciendo.
—No es el momento. Acompáñame, es mejor que te lo diga alguien con más conocimientos que yo —dicho esto giró su cuerpo y caminó hacia enfrente.
¿Hacia dónde iba? No había nada enfrente de ella, solo césped, árboles y uno que otro animal rondando por los alrededores. La seguí y conforme caminábamos iban apareciendo personas. Algunas más grandes que otras, pero todas tenían la misma vestimenta, una túnica blanca; lo que variaba eran los destellos que estaban plasmados en la tela: unos tenían rojo, azul, negro o hasta verde. No quise enfocarme tanto en la gente porque si no perdería de vista a aquella niña.
Cuando paramos de caminar, enfrente se encontraban varias mujeres, también había hombres, solo que era minoría. Adelantó su paso y empezó a hablar con esas personas. Empezaba a sentirme incómoda, no conocía a nadie. La niña me hizo un gesto y fui a donde estaba, rodeándome nuevamente de gente que parecían todos tener diferentes edades, la única diferencia es que todos tenían los mismos destellos: rojo.
—¿Qué es lo que pasa? —antes de que pudieran decir algo, hice la pregunta que englobaba casi todas mis inquietudes.
—Aún te queda esperanza, depende de ti —una señora me miró con una sonrisa, aunque en sus ojos se leía tristeza.
—¿Esperanza de qué? Sigo sin entender nada.
—Estás en lugares más allá de la capacidad humana. No cualquiera llega aquí —dijo serenamente—. Tienes esperanza, depende de ti. Tu vestimenta no ha cambiado, eso quiere decir que tu cuerpo sigue luchando en el mundo mortal.
La sangre bajó hasta mis pies. Mis manos se encontraron sudando frío mientras yo no sabía qué decir. ¿Significaba que era el cielo? Esto no puede ser posible. Se me fue la fuerza de las piernas y antes de caer, me sostuvieron con sumo cuidado. Me ayudaron a sentarme en una silla que se encontraba vacía.
—No... esto no puede estar pasando. Están jugando conmigo, ¿verdad? Esto no es real. Aún me queda mucho por hacer. Tengo sueños, amigos, familiares, todo el mundo me necesita, soy demasiado importante como para estar aquí —lágrimas caían como cascadas por mis mejillas, mi voz titubeaba cada que decía una palabra—. Estoy comprometida, no puedo destrozar lo que mi novio y yo hemos hecho. ¿Por qué...? —no terminé la pregunta porque simplemente no puede seguir hablando. Me dejaron llorar, algunos palpaban mi hombro en símbolo de tranquilización, pero no funcionaba. Mi vida no estaba realizada como algún día soñé de pequeña, quería cumplir mis propósitos en la vida, ser alguien con mucho reconocimiento y mérito, tener una familia... ¿Todo lo que siempre quise no se hará realidad?
Pasaron varios minutos hasta que calmé mi llanto. Aquella señora seguía mirándome serenamente, de igual manera sus ojos expresaban tristeza, solo que ahora se le notaba ligeramente más.
—Aún tienes esperanza, todo depende de ti.
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Terrible verdad
General Fiction¿Qué era aquel lugar donde aquella chica se encontraba? ¿Por qué todos se conocían? ¿Por qué ella estaba ahí? ¿Cuál era su propósito ahí? Y la pregunta más importante: ¿Cuál era aquella terrible verdad que la atormentaba todas las noches desde su es...