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Por más que me esforzaba en concentrarme y mantenerme en la conversación, simplemente no podía. Se me dificultaba, todo por resultar que estoy muerta. Bueno, semi-muerta. Tenía la vista perdida, estaba en blanco. Las personas se juntaron a mis alrededores y pusieron infusiones con olores fuertes cercas de mi nariz para tratar de hacerme reaccionar. Algunos agitaban un poco mi cuerpo para ver si hacía un mínimo movimiento. Nada funcionaba. Decidieron dejarme un poco de tiempo a solas, tendieron mi cuerpo en una cama de algodón junto con una sábana y se fueron a seguir haciendo sus actividades. Cerré los ojos y al hacerlo volví a sentir aquellas punzadas, solo que la diferencia era que sentía líquidos escurrir por esas zonas. Quise palpar para asegurarme de que no era lo que pensaba, pero algo aprisionaba mi cuerpo. Si hacía algún movimiento, era inútil.

Seguía sin entender lo que me estaba pasando en ese momento, hasta parece una simple pesadilla. El hecho de no poder siquiera mover tu cuerpo era desesperante. No veía nada, todo estaba oscuro. El único ruido que me acompañaba era el silencio, si es que se le puede catalogar como eso. Las palabras tampoco salían de mi boca. Los mareos se manifestaron de una manera estrépita y abrí los ojos sudando frío. Aquella niña de nombre desconocido estaba sentada a un lado mío. ¿Por cuánto tiempo había dormido? Como si hubiera leído mi mente, ella contestó en automático.

—Llevas 10 minutos dormida —ese tiempo era muy poco para lo que había presenciado, ella volvió a contestar—. Aquí suele ir el tiempo más rápido, es normal que te sientas perdida y pienses que pasó mucho tiempo.

—Oh —fue todo lo que dije.

—¿Soñaste con algo? —preguntó intrigada. Había algo en ella que me hacía querer confiar ciegamente, pero mantenía mis dudas todavía.

—Eso creo... —pensé un poco mis palabras—. Realmente todo es confuso, tuve aquellas punzadas al momento de llegar aquí, la diferencia es que mi cuerpo estaba completamente inmóvil, como si tuvieran miedo de que hiciera algo.

Ella no se inmutó. Al contrario, parecía que le estaba gustando, ya que sus ojos miraban con mucha curiosidad cada cosa que decía. Por lo menos, puedo asegurar que no le daba miedo lo que decía. Decidí proseguir al ver que ella no comentó nada.

—¿Crees que tenga algún tipo de significado? A lo que voy es que es la primera vez que presencio algo de esta índole, por lo que cualquier cosa que me pase la siento como si tuviera un mensaje oculto. Todo lo que he visto hasta ahora, aunque haya sido muy poco el tiempo, es como si estuviéramos relacionados de una u otra manera ¿sabes? ¿O es que ya perdí por completo la cabeza?

Rio ante lo último que dije. Sus facciones verdaderamente eran muy lindas. Claro que me cuestionaba por qué ella estaba aquí; sin embargo, algo dentro de mí decía que no era correcto preguntar. Necesitaba ganar confianza con ella para así saber más de su vida, mejor dicho, su vida mortal.

—Créeme, todo tiene un significado.

Me dejó pensativa. Entonces no estaba loca, seguía consciente, pero ¿qué era lo que había ocurrido en mi vida mortal? Pensando en ello, el brazo izquierdo se entumeció por completo, sacándome un grito de dolor. Aquella niña no se asustó, pero salió del lugar para avisar a personas más mayores a que me ayudaran. El dolor no se iba, no podía moverlo para nada. Volví a cerrar los ojos con fuerza y, por unos momentos, escuché sonido. Muchos sonidos mezclados entre sí: las sirenas de alguna ambulancia; los policías gritando palabras que me parecían incoherentes; el sonido de la televisión sonando en alguna película y el agua cayendo al suelo, como si no hubieran cerrado la llave en el baño. Mi cuerpo estaba en una especie de cama muy suave. Claramente seguía sin moverme, pero estaba consciente.

Pude sentir la cercanía de alguien. El perfume inundó mi nariz y la grabé por completo en mi mente. No quería olvidar aquel aroma por si acaso. Escuché que, al parecer, me estaba hablando. ¡Sí puedo escucharlo, pero no puedo moverme! Era lo que quería decirle; sin embargo, todo era en vano porque era más que obvio que no podía leer mentes. Por un segundo pude abrir mi boca para pronunciar algo, pero nuevamente volví a ver blanco y negro. Muchos puntos de colores empezaron a emanar de quién sabe dónde. Al abrir los ojos, estaba en el mismo lugar, mi brazo ya no dolía y no había nadie. Estaba completamente sola.

Me senté un rato en el filo de aquella cama. No estaba exaltada ni nada, estiré mi brazo izquierdo tratando de agarrar la nada, al ver que era inútil, devolví mi brazo a su lugar. Me sentía tonta. Lágrimas salieron de mis ojos y empecé a sollozar. Estaba muy triste, no sabía qué hacer. Seguía sin entender nada. Si tan solo hubiera abierto los ojos, ¿todo ya habría acabado?

Terrible verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora