Final

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Hay muchas cosas que nosotros no planeamos, entre esas cosas, está enamorarnos.

Una de las cosas que seguramente más odiamos los seres humanos, es el no poder decidir de quién nos enamoramos.

Al inicio, nunca pensé que enamorarme de Rivers llevaría a tanto.

Ella fue una maldita idiota, insensible, o cualquier insulto que tenga que ver con ser ciega.

Pero, llevamos casi un año de relación ya, y al contrario de lo que llegué a pensar, casi todos nuestros amigos nos catalogan como la pareja más tierna que han visto.

Si supieran como somos a solas.

En parte, no hemos cambiado en nada. Ni siquiera los apodos, y es que cuando nos llamamos así en público, todos lo tachan como algo tierno de pareja sin saber nuestras verdaderas intensiones detrás.

Samy volvió a mudarse conmigo, por lo que ahora todo es como antes, exceptuando algunas cosas. Como por ejemplo, ahora si pasa todo el día sin separarse de mi, y ahora follamos mucho más seguido.

— ¿Es nuevo? — cuestionó mirando bien la lencería que cargaba puesta, mordiendo su labio inferior.

— No estaría mostrándotela sino fuera así — contesté.

— Básicamente, te lo pusiste en frente de mi sin decirme nada, Bonita — recordó con una sonrisa —. Te he dicho que no me gusta que me provoques. Ven acá, me dieron ganas de arrancártelo.

Hice caso con una sonrisa en mi rostro, acercándome a ella para sentarme encima de sus piernas, abrazando su caderas con mis rodillas y apoyando mis brazos en sus hombros.

Puso sus manos en mis caderas para empezar a acariciar mis muslos.

— Te tengo una sorpresa para nuestro aniversario — soltó y enterró su rostro en mi cuello para empezar a dejar besos húmedos por este.

— ¿Um? ¿Qué es? — cuestioné. Succionó un punto en mi cuello con fuerza, haciendome estremecer y empezando a excitarme.

— Si te lo digo, ya no será sorpresa  — contestó, dejó una lamida —. Aunque no se si te gustará — dijo y dejó un camino de besos hasta llegar a mis labios mientras llevaba sus manos a mi espalda y desabrochaba mi sujetador.

— Vamos — lanzó mi sujetador —. Una pista, ¿Si?

— Mm... — murmuró pensativamente mientras empezaba a acariciar mis senos, haciendo que muerda mi labio inferior mientras sentía mi centro humedecer —. Es algo... muy comprometedor.

— ¿Me harás un cincuenta sombras de Rivera? — cuestioné, ella negó mientras reía —. Aw — solté decepcionada —... ya yo estaba ahorrando para los dildos y mordazas — solté y ambas reímos.

— Es algo... muy íntimo, y no hablo de sexo — elevé una ceja, no tenía ni idea de lo que hablaba.

— Una última pista. ¿Si? — rogué haciendo un puchero.

— No, lo adivinarías muy fácilmente — se negó.

Abracé su cuello y empecé un lento vaivén con mis caderas contra ella mientras acercaba mi rostro al suyo.

— Te haré un oral. ¿Si? — ofrecí.

— Me los haces casi todo el tiempo — puchereé

— Dejaré de obligarte a usar condón — abrió los ojos.

— Es algo que nos va a unir — dijo rápidamente —. Ahora. ¿A quién se los damos? Están muy caros como para botarlos — reí.

—... Por esta vez — completé, ahora la que puchereaba era ella.

¿Sólo Sexo? - rivari [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora