Nalgofilia [Haobin]

04

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Lo que debía hacer era fácil.

Uno: Buscar a Hanbin.

Dos: Hablar con el.

Tres: Convencerlo o amenazarlo con que deje de jugar.

Cuatro: No hay, porque si lo logra convencer todo llegará a su fin y el estará feliz y tranquilo.

Fácil.

— ¡Santa Mierda, Sung Hanbin!

— Oh si, Hola HaoHao, yo también te extrañe hoy.

Zhang volcó los ojos dejando su mochila en la entrada de su habitación acercándose al mayor, el cuál descansaba muy tranquilo sobre su cama.

— ¿Cómo has entrado?

El pelinegro se encogió de hombros — Como todas las noches.

— Ah, oke- espera, ¡Qué! ¿Cómo es que-?

— Shh — lo interrumpió poniendo un dedo sobre sus labios para evitar que hablara — Necesito dialogar con usted sobre un tema serio Zhang, ¿Podrías escucharme por favor?

Hao frunció el ceño y a modo de protesta siguió hablando en balbuceos poco entendibles.

— Sin interrupciones, ¿Okey?

Con pesar, el rubio asintió lentamente y por fin su boca fue liberada, se acomodo sobre su cama dándole a entender al mayor que tenía toda su atención.

— Bien — comenzó — le tengo un propuesta.

— ¿De qué?

— Sin interrupciones te dije, Hao...

— Perdón, perdón, continúa.

Hanbin sonrió y se acercó más al menor quedando a centímetros de su rostro.

— Quiero... —

— ¿Quieres...? — dijo algo confundido por el repentino silencio de Sung.

— Tocar tu lindo trasero.

Y el pobre de Hanbin podría jurar que nunca en su vida una bofetada le había dolido más que la que recibió por parte del rubio ese día.

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