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exe: ¿qué pasó, flor? hablá – tenía el ceño fruncido, gesto que hacía cuando estaba onfundido o enojado-

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exe: ¿qué pasó, flor? hablá – tenía el ceño fruncido, gesto que hacía cuando estaba onfundido o enojado-

flor: me voy– solté después de unos eternos segundos en silencio– me mudo a buenos aires, exe– las lágrimas no tardaron en salir de mis ojos.

exe: ¿qué? ¿por qué? ¿cuándo? – su cara demostraba que no se esperaba dicha cofesión, estaba sorprendido.

flor: mi mamá dice que es lo mejor para todos, que acá no vamos a llegar a ningún lado, que no vamos a avanzar– suspiré– yo sé que se equivoca, que está haciendo las cosas mal, exe, te juro que intenté convencerla pero no me quiere escuchar, por un lado creo que la entiendo o intento entenderla porque sé que está sufriendo mucho y que necesita pasar página y reconstruirse, más que nada por theo, pero no entiendo porque tiene que ser tan lejos, ze, perdón, yo no quería, perdón– las lágrimas que por un minuto habían parado, volvieron a salir como si de cataratas se tratase.

exequiel no dijo nada, no le salía, simplemente me abrazó, él sabía que yo lo necesitaba, siempre lo sabía.

nos quedamos varios minutos así abrazados, intentando entender lo que iba a pasar con nosotros, intentando retroceder el tiempo para poder cambiar las cosas o, al menos, pararlo y quedarnos lo que restaba de nuestras vidas unidos en ese abrazo.

pero no se podía. el destino ya había jugado sus cartas y nosotros no podíamos hacer nada. solo quedaba obedecer.

exe: no quiero que te vayas, flor– se separó del abrazo y pude notar su cara mojada por las lágrimas– te necesito acá cerquita mío.

flor: yo también te necesito cerquita mío, ze, pero ya no puedo hacer nada, mamá ya eligió–

exe: vení, contame– nos acostamos en su cama, mientras él me abrazaba por la cintura y acariciaba mi cabello, yo empecé a dejar pequeñas caricias en sus brazos y en su abdomen.

le conté todo, la conversación con mi mamá, las peleas, como me sentía, y demás. exe expresó como se sentía, insistió en convencer a mi mamá, pero ambos sabíamos que eso era imposible. acordamos que pasaríamos juntos hasta el último segundo.

ya no valía la pena llorar o lamentarse, solo nos quedaba disfrutar los últimos días juntos, no sabíamos cuando nos volveríamos a ver. o, incluso, si lo haríamos.

no quería pensar mucho en eso, pero a partir de ahora nos separarían 1050 kilómetros, ya no estaríamos más a 4 cuadras, no iríamos al mismo colegio ni a jugar a la misma plaza.

ya nada volvería a ser igual.

después de charlas, risas, lágrimas y besos, exe me acompañó a la cocina, en donde estaban sus papás. era hora de contarles a ellos también.

flor: hola, oskii– saludé a su papá.

óscar: hola mi pichona, ¿cómo estás?– me abrazó y depositó un beso en mi sien.

flor: triste la verdad, y más ahora– suspiré y miré a exe, quien me dedicó una leve sonrisa– mi mamá se quiere mudar a buenos aires, dice que haya vamos a estar mejor– mis ojos se volvieron a aguar rápidamente.

lizzy: ay, mi vida– se levantó de su silla y me abrazó.

no tardamos en romper en llanto las dos.

lizzy es todo para mí. si bien mi mamá estuvo presente, era una madre ausente. no era mala madre, pero a veces dudaba de si ella había querido serlo. con ella no sentía el amor de madre que trasmitía lizzy con sus abrazos. de hecho, casi nunca lo hacíamos, abrazarnos. teníamos otra relación, no era como con papá.

no solía preguntarme por mis cosas, y no me daba el espacio para contarle lo que me pasaba. no tenía la confianza como para contarle como me sentía. pero con lizzy era todo diferente, había sido mi pilar en momentos muy difíciles y la amaba con todo mi corazón.

óscar no se había movido, estaba sentado en su lugar con pequeñas lágrimas en sus ojos.

después de unos minutos abrazadas, él se sumó al abrazo mientras me decía cosas lindas. me repetía cuanto me iba a extrañar y me preguntaba cómo iba a hacer para aguantarlo a exe sin mí.

cuando nos separamos del abrazo, mi mirada conectó con la de exequiel, estaba lagrimeando y mordía su labio inferior, le dolía tanto como a mí el hecho de tener que separarnos.

hable un rato con sus padres y después el chango me acompañó a mi casa, todavía tenía que guardar cosas y solo quedaban 4 días para la despedida.

todo el camino lo hicimos en silencio, agarrados de la mano. de vez en cuando lo miraba de reojo y veía como sus ojos brillaban debido a las lágrimas que amenazaban con salir.

me partía el alma verlo así, y más me dolía saber que se estaba haciendo el fuerte para que yo no me rompa. siempre hacia eso, cuidaba mis sentimientos más que los suyos.

me ponía siempre a mí por delante suyo, en cualquier situación. yo siempre le reclamaba eso, que me quiera más a mí que a él, pero su argumento era que nuestros caminos se habían cruzado porque estaba destinado a protegerme, y que por mucho que lo intente, nunca dejaría de cuidarme.

amaba el lado protector de exe.

lo amaba a él. a cada partecita de su ser le pertenecía una partecita de mi corazón.

mientras llegábamos a mi casa me preguntaba cómo iba a hacer para ser feliz lejos suyo.

en ese momento creía que me iba a costar horrores; tiempo después me quedó claro que definitivamente era imposible.

en ese momento creía que me iba a costar horrores; tiempo después me quedó claro que definitivamente era imposible

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espero q lo disfrutenn💘

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⏰ Última actualización: Sep 17 ⏰

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extrañarte || exequiel zeballosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora