2. Evento

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La casa está en silencio cuando me despierto. Miro la hora y descubro que son las nueve de la mañana. Suspiro, pensando en que quería haber madrugado para colocar mi ropa en el vestidor. En casa de mi madre se ocuparía otra persona, pero aquí no. La familia Kamo exigió que nadie además de nosotros estaría en esta casa. No necesitaban a gente que pudiera filtrar sus secretos a otras familias de poder.

Deshago las maletas, coloco algunas cosas y dejo la mayoría sobre en asiento del centro del vestidor. Salgo de la habitación, demasiado grande para mí sola, y me encamino a la cocina. Más silencio, más amplitud vacía. Siento que vuelvo al templo, a sentirme pequeña en un lugar especialmente grande. Abro los cajones de la cocina, buscando una taza para prepararme un café, aunque una pequeña caja en la encimera llama mi atención. A su lado hay un café para llevar con el nombre de Choso escrito en rotulador negro. La caja también lleva su nombre, y al abrirla veo que hay un pedazo de tarta de queso. Alzo las cejas y le quito la tapa al café. Un capuchino. Mi café y postre favorito de mi cafetería favorita en Tokyo. No sé si debería parecerme algo curioso o perturbador, pero lo cierto es que no le doy demasiadas vueltas y me dispongo a desayunar.

Las vistas del apartamento son, indiscutiblemente, increíbles. La ciudad parece estar a nuestros pies, acercándonos al cielo y alejándonos del mundo mortal. Estoy segura de que en días nublados estaremos por encima de las nubes. Termino de desayunar y voy a prepararme. Me cepillo los dientes, me ducho, me visto y me peino. Pienso en qué debería hacer con mi día a día. ¿Estudiar? ¿Trabajar? ¿Quedarme aquí? Me maquillo y adorno mi piel con joyas, dejando que el anillo de compromiso destaque. No podría quedarme aquí todo el día, siempre sola. Acabaría tirándome por la ventana. Me levanto del tocador y me calzo. A lo mejor debería estudiar una carrera. Elijo un bolso de mano blanco, a juego con los zapatos y la chaqueta que llevaré por si enfría. Derecho podría ser una buena opción.

Salgo del departamento y cierro con llave. Miro la hora y me subo al ascensor. Choso debe estar esperándome.

──❀•❀──

El coche que me espera es un deportivo completamente negro, de ventanillas tintadas. Choso está apoyado en el coche, mirando al suelo y de brazos cruzados. Alza la mirada cuando me escucha llegar y se endereza.

—Dijimos que a las once. —Me abre la puerta de copiloto y yo subo. Espero a que haga lo mismo.

—Han sido solo dos minutos. —Me abrocho el cinturón y él hace lo mismo. Arranca casi al instante.— ¿Has tenido buena mañana?

—Normal.

Asiento un poco, incómoda. Vuelve a llevar el pelo recogido, vuelve a tener ojeras y vuelve a tener aspecto cansado. Conduce con una mano, usando la otra para sostenerse la cabeza, con el codo apoyado en la ventanilla.

—¿Y has dormido bien? —Vuelvo a intentar.

—¿Te interesa?

Pestañeo y enderezo mi postura, volviéndome un poco hacia él.

—Pues sí. Parece que no has dormido.

Puedo notar que me mira brevemente, como si dijera "ahí tienes tu respuesta", aunque no responde. Me vuelvo hacia la ventanilla, rindiéndome. Unos minutos después, una vez más, me sorprende.

—¿Tú has dormido bien?

Me vuelvo hacia él y sonrío un poco, agradeciendo el esfuerzo.

—Sí, gracias. Incluso he dormido más de la cuenta, aunque no recuerdo qué he soñado. Ah, y gracias por el desayuno —ensancho la sonrisa con lo último—, ¿Cómo sabías que es mi cafetería favorita?

Meddle About - Choso KamoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora