El exterminio Anual

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Hacia un año desde que comenzó el proyecto del hotel, y aunque este mismo contara ya con 10 "huéspedes" el avance en su proceso de redención era notablemente lento. Charlie se encontraba enterrada en su cama, cubierta completamente por sus sabanas, a la par que con una almohada intentaba cubrir sus oídos de los gritos que se podían escuchar del exterior. La Purga, si bien el proyecto de Charlie no avanzo como ella lo había planeado al menos ya contaba con huéspedes que comenzaban a tomar en serio el tema de la redención, no obstante era obvio que no sería un paseo por el campo el proceso de redención, los gritos de los condenados fuera de las inmediaciones de su hotel inundaban cada rincón y pasillo dentro del inmueble, le dolía, se sentía inútil de no poder salvar a cada una de esas pobres almas que tras haber sufrido en vida y luego en la muerte, volvían a ser torturadas por las decisiones que tomaron en vida.

-Charlie... linda como estas?- una voz femenina familiar se escuchó, provenía de detrás de la puerta de su alcoba.-escucha, sé que este momento es un martirio para ti, pero los huéspedes se encuentran un poco asustados y creo que sería bueno que pasáramos un rato todos juntos, para que se sientan seguros, podría haber la posibilidad de que esto fomente aún más el deseo de ellos por redimirse y poder escapar de este martirio- Charlie sopeso lo dicho por su amiga y confidente, tenía razón, posiblemente esto le diera confianza a sus huéspedes para trabajar a un más en su redención y hacerlos más participativos.

-tienes razón Vaggie- respondió, mientras salía de la cama y con pesar, forzando su mente a no reparar en los gritos que aún se escuchaban del exterior, se acercó a la puerta hasta abrirla y mirar a la chica de tes gris que a su vez le miraba expectante. -podrías llamar a todos y llevarlos al salón de actos? Mientras me doy un baño rápido y los alcanzo, ¿sí? - le pidió mientras tomaba gentilmente el antebrazo de la chica del parche.

-Claro Charls, te esperamos- respondió Vaggie mientras le sonreía y comenzaba a retirarse del área. Charlie regreso a su habitación y mientras preparaba un conjunto rápido para después de bañarse, reparo un poco en la ventana de su alcoba, con un poco de pesar se acercó y abrió las cortinas, el Hotel se encontraba un poco alejado de la ciudad pentagrama, y aunque los coros de gritos desgarradores provenientes de la ciudad llegaran frescos al hotel, era poco probable ver tal desgarradores asesinatos en primera persona. Percibió un ligero destello verde y concentrando su vista pudo distinguir una barrera que rodeaba al hotel por completo. "Alastor" razono Charlie, una pequeña sonrisa se asomó por su rostro, recordaba como el día anterior estaba muerta de miedo recorriendo de esquina a esquina su oficina tratando de pensar como evitaría que los exterminadores entraran y eliminaran a sus huéspedes, no hallaba una solución que no involucrara prepararse para una pelea, muy dentro de ella sabía que eso debería ser lo último que ocurriera, pues mermaría o en su peor caso eliminaría la confianza que los huéspedes pudiesen tener para con el hotel como con la idea misma de la redención, si veían que era igual de peligroso estar dentro del hotel que fuera de este. Vaggie después de mucho rato la dejo sola, ya que no lograba hilar alguna idea para apoyarla por lo que opto mejor a prepararse para el peor de los casos, mientras le daba espacio a ella para pensar sin sentir presión por su presencia. Estaba resigna a perder el poco avance que llevaba cuando él toco la puerta de su oficina.

-Charlie, querida, estas aquí? - aquella voz distorsionada era inconfundible, pues solo él la tenía así en todo el averno. ¿Ah que venía? ¿Venía a burlarse en su cara de que todo su trabajo se iba a ir al carajo? Con pesadez se levantó de su escritorio y abrió la puerta, revelando ante ella la figura esbelta de Alastor, el Infame demonio de la radio.

-Que necesitas Alastor? - pregunto a la alta figura sin miedo en sus ojos, más pesar y resignación que otra cosa. - ¿Querida, por qué la cara tan larga? Sabes que no estas completamente vestida sin una sonrisa- aquella frase con la que parecía querer levantarle siempre el ánimo. -Alastor, si sabes qué día es mañana?- sabía que era una pregunta estúpida, pues era de conocimiento público que el exterminio era la fecha favorita del demonio parado frente a ella.- Oh querida, por supuesto que sé qué día es mañana, podría hasta decir que es lo primero que marco en mi calendario- respondió el demonio ensanchando su sonrisa aún más si es que era posible.- no obstante quería, eso no responde la pregunta que te eh echo, porque el semblante tan serio?- Alastor, yo sé que no crees en lo que hago, en lo que busco al trabajar en este hotel, pero si lo que quieres es escucharlo de mi boca para poder reírte y disfrutar de mi miseria, terminemos rápido para que pueda continuar buscando una solución: tengo miedo de que mañana los ángeles ataquen el hotel y maten a mis huéspedes o que los hieran siquiera, por qué haría que perdieran la fe en el proyecto y se marchen...contento?- Charlie agacho el rostro triste, mientras una traicionera lagrima comenzaba a recorrer su mejilla; espero con pesar escuchar la risa a todo pulmón de Alastor, pero lo que no esperaba es que el demonio enjugara aquella solitaria lagrima con uno de sus dedos para después con el mismo tomarle sutilmente del mentón y obligarla a mirarle a los ojos. En su rostro seguía aun su inmutable sonrisa, pero no percibió burla o mofa alguna hacia ella. -Charlie querida, podría decir que me ofende que pienses así de mi después de todo un año trabajando juntos-ahora sonrió con una sonrisa ladina- No querida, recuerda bien lo que mencioné el día que comencé a trabajar contigo en este proyecto, mi deleite y diversión es ver a esos inmundos pecadores tratar de subir la escalera para después caer miserablemente...oh que entretenido será jajaja...-Charlie rodó los ojos, "bueno algo es algo" pensó ella.

Sinfonía de los condenados: SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora