❛❛ ─ MY HEART ♡゙

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miré el cielo de forma extrañada, seguía nublado pero extrañamente no hacia frío, todos salieron quitándose el abrigo, melo y phil me dijeron que ellos iban a tener una cita... una forma suave de  decirme que yo no estaria invitada en su auto.

la buena noticia era que podia ir caminando, la mala noticia era que mi telefono habia muerto en el camino fuera de la escuela. caminé unas cuantas cuadras mirando las vidrieras, y una vez se terminó el centro solo caminé mirando al cielo aburrida.

─¿cuánto tiempo vas a seguirme?─pregunté en voz alta, escuche sus pasos parar en seco, cuando volteé a mirar con una sonrisa, edward solo se acercó los pasos que me quedaban de distancia.

─¿no irás a maggie's hoy?─preguntó con cuidado, yo negué con la cabeza, no iba a decirle que era mi dia libre porque pensé que realmente no iba a importarle─ uh... ¿y que vas a hacer en el tiempo libre?

parecía inquieto, como si tuviera otro lugar para estar, pero no dijo nada en absoluto, seguía caminando a mi lado con el cuerpo tenso.

─no lo sé.─me encogí de hombros ignorando su presencia en absoluto, el continúo manteniendo su postura exagerada y mirándome atentamente, como si en cualquier momento yo pudiese salir corriendo sin su permiso.

y así lo hice, comencé a correr atrapando mi mochila con fuerza para que no se caiga, esta golpeaba mi espalda sacudiéndose de un lado a otro, edward me siguió el paso de la nada obligándome a cambiar de dirección entre risas cansadas. edward seguía frunciendo el ceño con ese rostro de confusión completa, como si no entendiera mi forma de vivir.

yo terminé corriendo entre casas y finalmente llegamos al bosque, a pesar de mis risas que parecía entretener su atención, estabamos yendo a un lugar que yo conocía. él no preguntó pero yo terminé tomando su mano helada, a pesar de correr, y lo tiré hacía mi para que no se pierda por el camino.

edward seguía estatico, como si la sangre no le llegara al cerebro aún. lo que me hacía reír aún más, el parecía nervioso, ¿era tal vez porqué estábamos a solas? negué con la cabeza, probablemente no.

─¿sabes a dónde vamos?─preguntó el clavando sus pies en el suelo, rehusandose a continuar por el sendero.

─si, hay un lugar al que va todo el mundo.─murmuré apuntando detrás mío, pero el miró hacía atras impaciente.

─si, no lo creo.─murmuró él, sacudiendo la cabeza─ será mejor que vayamos a otro lado, ¿por qué no...?

─ni siquiera sabes a dónde iba a llevarte.─apunté, a punto de soltar su mano enojada, el observó atentamente mis reacciones y apretó mi mano de vuelta, sin importar si mi mano estaba tan fría como la de él por su culpa.

─si, a la playa.─apuntó y yo fruncí el ceño acercándome a él con extrañez, no había manera que hubiera adivinado algo así, no podía ser.─ he oído hablar de ella, pero sabes... yo no... está saliendo el sol.

yo parpadeé atentamente ladeando la cabeza y antes que pudiera decir nada solo abrí mis labios, comprendiendo todo.

─¿eres...─mí inicio solo lo hizo mirarme más de cerca, como si no pudiera creerlo─ alérgico al sol? ¡no puedo creer que nunca me dí cuenta! ¡claro que sí!

edward sonrió como si fuera una broma, y pronto volvió a reír como siempre, luego asintió.

─bueno, no le cuento a todos...─murmuró él cubriendo sus labios entretenido con la conversación─ en fin, vamos a otro lado, yo conozco un lugar mejor.

─¿porqué?─pregunté interesada en sus razones, pero el evito mis ojos, de pronto parecía aterrado de la idea de mirarme a la cara.─ si nos quedamos aquí... no hay sol.

pero mi propuesta no le gustó para nada, y continuaba limpiando sus manos sobre sus jeans, yo observé atentamente esperando su respuesta, pero el continúo mirando a su alrededor como si estuviera inseguro de dónde estaba... cómo si ni siquiera hubiera prestado atención en el camino de ida.

─deberiamos ir... uh... a otro lado, en serio.─el tiró de mi mano y yo parpadeé varias veces esperando una explicación por sus acciones que él claramente no me iba a dar.─ creo que no puedo leer a bella en absoluto, es extraño.

─¿hablas de... sus pensamientos?─pregunté con sospechas de sus habilidades místicas, el solo resopló arrastrándome más cerca de él.

─expresiones faciales.─murmuró él, como corrigiendo algo por décimo quinta vez, sonaba tan cansado.─ tú por ejemplo, eres una persona muy facil de leer.

─no, claro que no.─dije ofendida, apretando su mano congelada─ yo soy muy difícil de leer.

─piensa en cualquier cosa, creo que puedo adivinar.─murmuró él y yo parpadeé varias veces pensando en algo, pero nada saltó a mi mente.

─si me lo pides de esa forma no puedo pensar en nada.─murmuré ya completamente en un ataque de nervios─ eh... ¡ranas!

─creo que no deberías decirmelo para que tenga que adivinar.─dijo el a punto de reírse, sonriéndome atentamente.

─¿qué?─pregunté sintiendo mi cabeza en blanco por primera vez en años, todo mi cerebro se había evaporado probablemente─ oh no... oh no, edward ¿que hiciste? ¡no puedo pensar en nada!

─yo no hice nada.─el comenzó a reírse mientras yo golpeaba su brazo tirando de él─ ¿no puedes pensar en nada de nada? ¿es esta la primera vez que sucede?

─¡creo que nunca me había pasado!─dije aterrada, tocando mi cabeza en pánico─ ¿crees que volverá?

─¿que cosa?─el se rió aun entretenido de que podría decir después.

─¡mi cerebro!─aclaré con obviedad, obligándolo a carcajearse más fuerte mientras él se encargaba de tirar de mí lejos del bosque que habíamos entrado.─ ¡edward! ¡mi cerebro no funciona!

─¿alguna vez lo hizo?─preguntó entretenido, deteniéndose para mirarme bien bajo la sombra fría de los árboles. estos no dejaban de moverse con el viento, haciéndome temblar de frio.

─no empieces, todo esto es tu culpa.─murmuré molesta, abrazándome a mi misma mirando a mi alrededor, casi nada había cambiado pero edward parecía más cómodo aquí. encontré entonces con los ojos una oruga pequeña sobre el arbol a un lado de nosotros. inhale emocionada, acercándome a ella olvidandome por completo de edward.

─¿que encontraste?─preguntó inclinándose hasta mí, yo busqué una ramita para atrapar el pequeño insecto más cerca mío.─ una oruga...

edward no parecia emocionado en absoluto por mi descubrimiento.

─hay miles de esas por aquí.─dijo como si nada, apuntando a su alrededor.─ no es nada especial.

yo fruncí el ceño, casi tan ofendida como si me lo hubiera dicho a mí.

─lo mismo podria decir de todos los humanos.─murmuré dándole la espalda─ y de todos los hombres, y de los millones de edwards que existen en europa.

─¿ah si?─preguntó entretenido, sin importarle si le daba la espalda, acercándose a mi de forma lenta. seguía pareciendome una historia de terror estar a solas con edward, pero la oruga lo hacía más pasable.─ ¿no crees que soy especial?

─no.─murmuré enojada, agachandome hasta el suelo para dejar a la pobre oruga libre─ nadie llamado edward puede tener algo de especial.

─¿y que pasa si yo digo lo mismo de tí?─preguntó apoyando su cuerpo en el árbol, yo lo miré desde mi lugar del suelo.

─serias el primero en decir que soy normal.─apunté su pierna con el palo que antes sostenia la oruga─ felicidades.

nos quedamos en silencio, mientras yo seguía con el pequeño palito, buscando más insectos para admirar.

EUNOIA | EDWARD CULLEN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora