Capítulo IV - El comesueños

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Es muy popular morirse mientras duermes en la Ciudad
Onírica. ¿Por qué? Pues, traigo aquí una sección de comentarios que obtuve en las entrevistas.

"Uno no puede dormir tranquilo algún día de la semana porque apenas cierras los ojos esa criatura horrenda empieza a asecharte". Fabián Jiménez, abogado.

"Cuando te duermes sientes una vaga extrañeza, como si en realidad no te hubieras dormido y sigues percibiendo todo muy real. Entonces, aparece él". Florencia Martínez, profesora de literatura.

"¿Alguna vez leíste Lovecraft? Pues esto es lo mismo. Un ser en el umbral, un color que cayó del cielo... Esta cosa, porque nadie sabe bien lo que es, está escondida, se transforma, te quita las energías y, si te distraes, te consume". Gregorio Verón, granjero.

Personalmente aún no he tenido la oportunidad de encontrarme con este ser. Y realmente tengo la esperanza de jamás tener que enfrentarlo. Cuentan los relatos de la biblioteca que cuando uno tiene la mala fortuna de dormirse estresado, triste o afectado por algún acontecimiento, el Comesueños se desplaza mientras duermes e ingresa por tu nariz hacia los intestinos. Y de aquí la sensación que se percibe como "quitar la energía", porque, literalmente, comienza a absorberte por dentro, desde tus vísceras hasta dejarte completamente famélico. Y mientras te consume por dentro, te acecha en los sueños.

Tiene múltiples formas: arañas, monstruos fantásticos, payasos, cuchillos, agujas...

Me animo a aventurarme en una conclusión prematura: el Comesueños tiene la capacidad de presentarse en forma de tu mayor miedo. De esta manera, selecciona sus víctimas de acuerdo a su estado anímico.

Y yo te pregunto a ti ¿podrías dormir un día tranquilo, suprimir el estrés y no tener miedo a sabiendas de que, al no dormirte en buen estado mental, el Comesueños se presentará a devorarte?

Para finalizar este relato, quisiera mencionar especialmente sobre la ocasión en que un granjero, Bill Simons, tuvo la oportunidad de encontrar a su hijo en medio del ataque de esta criatura. El muchacho estaba con la piel pegada a los huesos, los ojos abiertos, implorantes y vacíos. Sangre manaba de la nariz del joven y en su vientre algo espeluznante se desplazaba y chillaba. Ante el miedo, y comprendiendo que ya era demasiado tarde para su pobre muchacho, Bill tomó un cuchillo y, haciendo de tripas corazón, mató a la criatura atravesando el vientre del consumido joven. El alarido que prosiguió al ataque rompió los criastales de las ventanas e hizo vibrar las paredes y el techo. Luego el vientre se fue adelgazando y cenizas reptaron por la nariz del hijo de Bill para esparcirse por toda la habitación.

Es el único caso documentado de la muerte de un Comesueños y, de hecho, en la habitación de Bill Simons Hijo aún permanece una atmósfera cenicienta, putrefacta y hedionda como si la marca de la desgracia se alojara allí recordando a todos en la Ciudad que debemos tener cuidado incluso a la hora de irnos ala cama.

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