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Harry cierra la puerta del dormitorio con exagerado cuidado. Ben lloró en sus brazos y se quedó dormido con el peluche de dinosaurio apretado entre sus manos. Es probable que la mañana traiga más pruebas, pero por ahora el aterrorizado niño está descansando y a salvo.

Harry se pasa una mano por la cara con cansancio, exhausto y agotado. Es tarde y no quiere nada más que arrastrarse a los brazos de Louis. Louis siempre lo mejora, siempre sabe qué decir, siempre está ahí para brindar la cantidad justa de consuelo, humor y apoyo. Él lo es todo.

La casa está en silencio. Louis debe estar en la cama, esperándolo. Sólo pensar en él es reconfortante. Harry abre lentamente la puerta de su habitación. La habitación está a oscuras, pero a la luz que entra desde el pasillo puede ver que la cama está vacía.

Vuelve sobre sus pasos por el pasillo y luego baja de puntillas las escaleras. Las luces siguen encendidas en todas las habitaciones de aquí abajo, tal como las dejaron, y está completamente en silencio. Un pequeño cosquilleo de aprensión se apodera de él.

"¿Lou? ¿Dónde estás bebé?"

Silencio.

Se dirige a la cocina, el miedo acumulándose en cada poro.

"¿Lou? ¿Amor?"

Vacío.

El corazón de Harry cae hasta el fondo de su estómago.

Vuelve rápidamente a la puerta principal y la abre de golpe. A la luz amarilla de la farola, puede ver que la furgoneta de Louis ya no está.

El mundo se mueve de lugar.

De pie, temblando en calcetines sobre la grava, busca su teléfono y abre la aplicación de mensajes. El alivio lo inunda cuando ve que hay un mensaje de Louis, enviado hace media hora.

Louis: Tuve que irme. Lo siento mucho.

Harry escribe con manos temblorosas.

Harry: ¿Estás bien?

No hay respuesta. Los dedos de los pies de Harry están congelados. Vuelve al interior de la casa, a la sala de estar vacía, se deja caer en el sofá y mira su teléfono.

Después de cinco minutos ya no puede soportarlo más. Presiona el botón de llamada.

Contesta, cariño, contesta.

Suena y suena. Suena.

Presiona el botón nuevamente.

Esta vez sólo llega a cuatro timbres antes de que se termine la llamada, con un triste pitido de finalidad.

Presiona el botón nuevamente.

Esta vez sólo un timbre. Bip.

Temblando tan fuerte que apenas puede escribir, escribe otro mensaje.

Harry: No tienes que hablar conmigo. Por favor, dime que estás bien.

Con el corazón en la boca, ve el mensaje de leído. Y permanecer allí por mucho tiempo. El tiempo suficiente para darse por vencido, girar el teléfono y cerrar los ojos con fuerza.

Sólo dura unos sesenta segundos antes de agarrarlo nuevamente y darle la vuelta. Hay un mensaje. Gracias a Dios.

Louis: Estoy bien. Sólo necesito espacio. Lo siento mucho.

¿Qué hice?

La culpa lucha con la ira en su estómago.

Lo prometiste. Prometiste que querías estar aquí.

Sunlight & Shadow ꕥ TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora