Capítulo 15

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Pete.

Me miré en el espejo por última vez, estaba a punto de convertirme en un Theerapanyakul y no sentía nada.

Hace unos años habría experimentado las famosas mariposas en el estómago, hoy solo tenía arcadas y unas ganas enormes de huir. Me acomodé las solapas del traje de nuevo. Las estilistas hicieron un buen trabajo, mi piel se veía radiante y el maquillaje era discreto. La puerta se abrió con lentitud y vi a mi madre entrar junto a Paige. Mamá tenía lágrimas contenidas en los ojos y mi hermana lucia una sonrisa sincera. Supongo que ella creía que esto me traerá felicidad, que equivocada estaba. El acta de matrimonio era mi sentencia de muerte. Años guardando mi secreto y ahora, finalmente, estaba a horas de ser descubierto.

Mamá me abrazó, le devolví el gesto y unos segundos después se separó de mí.

—Espero que seas muy feliz, hijo mío. 

—Te gustaba antes. —susurró mi hermana, me tensé pero no respondí, no entendí a dónde quería llegar. —Quizá si encuentras todavía esos sentimientos en tu corazón, si aún sientes algo pequeño por él, este matrimonio sea soportable para ti.

—Definitivamente te has vuelto loca.

Yo no quería a Vegas, no lo iba a querer nunca más.

***

—Estamos aquí reunidos para celebrar el lazo matrimonial entre Vegas Theerapanyakul y Pete Phongsakorn, ellos ya se casaron ante los ojos de la sociedad y es momento de que lo hagan ante los ojos de Dios. —comenzó a dar su discurso el cura, uno que era absolutamente aburrido e innecesario. Pasé el peso de mi cuerpo a mi otro pie y traté de llevar mi mente a un lugar donde no pudiera escuchar las estupideces del cura, lo único que me mantenía en el presente era la mano de Vegas sosteniendo la mía. —Por el poder que se me ha concedido los declaró esposos, pueden besarse para sellar esta unión.

Una nueva ola de arcadas me invadió, no nos habíamos besado ni tocado y ahora desee haberlo hecho para que esto no se viera absolutamente incómodo, moví mi cuerpo hasta estar frente a mi ahora esposo, él soltó mi mano y con la otra tomó mi barbilla elevandola hasta el lugar donde la quería y presiona sus labios contra los míos.

Fue un beso rápido y algo que estaba destinado a cerrar nuestro trato, como las firmas de ambas partes al final de un contrato.

Estaba hecho.

Se separó de mí mientras me miraba a los ojos, una lenta sonrisa se formaba en sus labios.

Era la primera sonrisa honesta que me daba en casi una década, le sonreí porque era lo que se esperaba. Lo que dictaba la etiqueta. Pero no llegó a mis ojos.

Toma mi mano de nuevo instandome a caminar por el pasillo. Un destello de cabello rubio en una de las bancas llamo mi atención y sonreí con suficiencia cuando pasamos a su lado. Tengo lo que él quiere, seré yo quien duerma al lado de Vegas por el resto de nuestras vidas y Tay no será nadie, en un intento de provocarlo más, apoyé la cabeza contra el hombro de Vegas. Tay me fulminó con la mirada, la cual estaba cargada de envida y odio.

A mí no podía importarme menos.

—Creo que vi a tu amante por allá. — le susurré a Vegas cuando llegamos a la limusina que nos llevaría a la fiesta.

—¿Tay? Quizás estás confundido, le prohibí que viniera. — respondió con simpleza.

—Pues al parecer tu perrito faldero ya no te hace caso. —Vegas abrió la puerta para mí sin responder, entré al auto antes de continuar hablando—:No quiero una escena en la recepción, Vegas. Haz que se vaya.

Vi sus ojos escanear la entrada de la iglesia, donde los invitados ya se encontraban tratando de llegar a sus propios autos.

Regresó por dónde vinimos  e interceptó a Tay. No sé que demonios le dijo, pero al Omega no le gustó y parecía a punto de soltarse a llorar. Eso me satisfizo sobre manera. Ya era bastante malo cuando tuve que verlo rogarle a Vegas por atención como para que lo hiciera hoy. Unos segundos después mi marido se subió a la limusina junto a mí.

—Le puse un alto, espero que lo haya entendido esta vez.

—No me importa si sigues follandotelo, siempre y cuando nadie se entere.

—No voy a follarmelo. —sentenció. —Soy fiel a este matrimonio y espero que tú también lo seas.

—Incorrecto.—refuté. —Desde el principio te dije que podíamos divertirnos con quién sea, no lo olvides. Este matrimonio es solo de nombre.

Suspiró en derrota.

La limusina avanzó por la ciudad sin problema y afortunadamente el trayecto no fue tan largo, porque el silencio me estaba poniendo de los nervios.

La recepción fue todo lo que se esperaba, la comida estuvo deliciosa y y ya me había tomado algunas copas cuando llegó la hora de nuestro primer baile. Vegas nos guió por la pista,  me hizo bailar con absoluta delicadeza. Evité sus ojos a toda costa. Nunca había sentido amor por este Alfa, ¿entonces por qué mi cabeza estaba tan confundida?

Solo era química. Algo primitivo y mi estúpido Omega ya rogaba por atención, solo era la falta de sexo pasándome factura. La última vez que lo había tenido fue precisamente en las vacaciones donde supuestamente Vegas y yo habíamos iniciado nuestro noviazgo.

—¿Qué te pasa? — pregunta Vegas.

—Quiero irme a descansar. —respondí, con honestidad. Era parcialmente la verdad, pero no iba a decirle que quería dejar de fingir amor frente a los invitados.

—Bien, vámonos.

Nos despedimos de nuestros padres, le di un asentimiento de cabeza a Paige y salimos del salón con dirección al elevador, una vez allí Vegas soltó mi mano. Casi suspiré de alivio. El elevador se detuvo en el piso de nuestra suite, habíamos alquilado la más grande para nosotros porque tenía dos habitaciones separadas. Vegas abrió la puerta y me dejó entrar primero, inspeccione la habitación era bonita. La puerta se cerró detrás de mí y al segundo siguiente escuché sus pasos hasta posarse detrás de mí.

—Supongo que no quieres consumar nuestro matrimonio, ¿o sí?— el tono burlón no paso desapercibido haciéndome enfadar.

—¿Qué pasa si quiero? ¿Me lo darás? — me giré hacia él, si creía que era el único bueno provocando estaba jodidamente equivocado. —Si querías meterte entre mis piernas no necesitabas la excusa de la votación o una boda, te las habría abierto porque sí. Estoy seguro que eres capaz de provocar buenos orgasmos. — Me miró como si hubiera perdido la cabeza, no logré evitar soltar una carcajada, Vegas lucia ofendido ahora.

Negó con la cabeza y se perdió en una de las habitaciones.

Negó con la cabeza y se perdió en una de las habitaciones

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AU Una Propuesta de Divorcio |VegasPete Donde viven las historias. Descúbrelo ahora