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Los ojos de Criston se abrieron y la luz del sol lo golpeó en la cara, se puso la almohada en su cara solo para no recibir los rayos del sol, el sueño lo volvió a invadir

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Los ojos de Criston se abrieron y la luz del sol lo golpeó en la cara, se puso la almohada en su cara solo para no recibir los rayos del sol, el sueño lo volvió a invadir. Horas después volvió a despertar, el sol ya no estaba en su ventana, ni la almohada en su cara, la sábana blanca solo tapaba la mitad de sus glúteos hasta la rodillas, el resto de la sábana se encontraba en el piso y la que tendía la cama ya se encontraba completamente en el suelo, acostado como una estrella en la cama y con sus sentidos medios dormidos empezó a dar vueltas en ella, era tan cómoda. Estiró su cuerpo, estaba empezando a cerrar los ojos y tomando una posición más cómoda para dormir.

— No me digas que te vas a volver a dormir. — habló el alfa y del susto el omega saltó de la cama y cayó al piso donde estaban las cobijas y dos almohadas.

Asomo su cabeza por encima del colchón y miro al alfa asustado.

» Todo el día estuviste durmiendo, no has comido nada. — el alfa se apartó de la puerta y por ella entraron dos alfa uno traía una bandeja con comida y el segundo una bandeja con ropa, los dos alfas le hicieron una reverencia al Targaryen y se marcharon de ahí.

Con dolor el omega se levantó de la cama, su cadera dolió, al igual que su cuerpo, estaba lleno de chupones y mordidas por todos lados. Con una cobija alrededor de su cintura el omega se acercó al alfa.

» Para que te cubres, no es como si ya no hubiera visto lo que hay debajo de esa sábana. — el omega se puso rojo ante las palabras del alfa. — Come. — Daemon señaló con su cabeza la bandeja de comida. — Debes bañarte y vestirte, en máximo hora y media te quiero al pie de las escaleras. — el omega asintió y el alfa sin decir más se marchó.

Criston se sorprendió al tener una cuchara está vez, probó la comida lo cual causó un gusto inmenso en su paladar, nunca había probado aquel plato, pero era extremadamente rico, en cuanto menos lo espero, el omega ya se encontraba dirigiéndose la última cucharada de la comida. Ahora el omega se encontraba sumergido en la tina, su cuerpo se estaba relajando ante todo lo que vivió el día anterior, luego bañarse con agua extremadamente caliente como a él le gustaba se vistió con el traje rojo que le había dado el alfa. Jamás había tenido tantos lujos, el Rolex adornaba su muñeca. Debajo del traje contaba con un buzo cuello tortuga el cual tapaba por completo las marcas que adornaban su cuello y por ende la marca del alfa, el collar seguía en su cuello lo cual solo era un vil recordatorio de lo humillante que era su vida ahora. Se fijó en la hora del reloj faltaban quince minutos así que acomodándose el cabello con sus manos y dando un último vistazo en el espejo y contento con el resultado bajó a la primera planta. El camino era largo, desde el tercer piso en un rincón hasta llegar a la puerta principal, era un trayecto largo, por qué los narcotraficantes necesitaban tantos lujos innecesarios. Todo el camino de la paso viendo la decoración de la casa, candelabros lujosos pegados en el techo, estatuas de dragones en todos lados, cuadros evidentemente costosos colgados como decoración y sin mencionar los muebles y jarrones que claramente costaban un ojo de la cara.

Mafia Targaryen - Daeton -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora