TRES

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CAPITULO 3

Lucía se alegró de que ninguna de sus compañeras había intentado seguirla, cruzo la calle al pequeño parque. Siempre viene aquí cuando necesitaba pensar, y si, tenía mucho en que pensar.

Sabía que debía darle una oportunidad a Rosina, pero eso era demasiado difícil. Cuando miraba a la chica, veía la misma cara que de la que leyó sus mensajes de textos privados delante de toda la cafetería. Eso es una razón para estar así con ella ¿cierto?

Pero al mismo tiempo, la Rosina que había aparecido de pie delante de su puerta parecía completamente otra persona. Las cuatro amigas sabían que algo iba mal pero no tenían ni idea de que era.

Lucía gimió en frustración, se sentó en un banco del parque, llevando las manos hacia arriba para peinar su pelo. Levantó la cabeza pausando un momento de peinarse. Un puñado de margaritas a lo largo del camino captaron su atención, era un milagro que siguiesen sobreviviendo, considerando como se habían cerrado cuando llegó el invierno.

Inmediatamente se inspiró, Lucía saco su cuaderno de dibujo de la mochila y sujetó el lapicero en medio de sus dientes mientras buscaba una hoja limpia.

La razón por la cual Lucía amaba dibujar era porque podía capturar la esencia de cualquier momento, disfrutaba tomándose su tiempo para observar el sujeto que iba a dibujar, quería saber cada curva, cada sombra, cada parte luminosa, cada pequeña imperfección. Así era como encontraba la belleza en las cosas.

Empezó con el tallo curvo de las margaritas, asegurándose de que los puntos de luz provenientes del sol estuviesen rodeando las flores, su lápiz que rasgó contra aquel papel grueso, trabajando a una velocidad impresionante, su pelo colgaba delante de su cara y se tomó el labio inferior entre los dientes en forma de concentración.

Su mano se congeló cuando miró hacia arriba, su vista de las flores había sido tapada por una figura, instantáneamente reconoció su camisa.

"Rosina, ¿qué estás-?" La voz de Lucía se apagó cuando Rosina se dio la vuelta agarrando un ramo de flores. Las flores que estaba dibujando ahora estaban recogidas en la mano de Rosina. La chica parecía más que satisfecha de sí misma y alzó las flores para que Lucía las viese.

"Las encontré." Rosina sonrió ampliamente, caminando hacia Lucía y prácticamente llevándole las flores a la cara, pero Lucía espetó empujando las manos de Rosina fuera de su cara, lo que causó que las flores cayeran al suelo.

"Ouch." Rosina murmuró agachándose y recogiendo cada flor una a una, levantándolas al sol como si estuviese comprobando que estuviesen bien, Lucía cruzó los brazos y se colocó delante de la chica.

"¿Por qué elegiste esas?" Lucía resopló cerrando su cuaderno de dibujo y llevándolo de nuevo a su mochila. Rosina se puso de pie y se llevó las flores al pecho, abrazándolas.

"Eran bonitas." dijo mirando las margaritas y riéndose.

"Si, ¿sabes qué?" Lucía preguntó sin esperar ninguna respuesta, "Las has matado." la chica de ojos marrones señaló el trozo de césped en el cual habían estado las flores.

"¿Qué?" Rosina murmuró, "Oh" murmuró de nuevo sacudiendo su cabeza.

"Algunas veces necesitas mirar las cosas bonitas desde lejos." Lucía suspiró, como si no estuviese ya frustrada, esto hacia las cosas peor.

Rosina levantó la mirada del césped y miró a los ojos de Lucía por un momento "¿Cómo tú?" Rosina preguntó inclinando la cabeza como un cachorro confuso.

Lucía simplemente rodó los ojos.

"Adiós, Rosina." Murmuró, agarró su mochila y alejándose sin que la chica pudiese responder. Rosina miró a Lucía alejarse hasta que la chica no era más que un punto en la distancia.

YELLOW - ADAPTACIÓN LUSINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora