CUATRO

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CAPÍTULO 4

"En la casa se está bien, llegaremos enseguida." Angie intentó tranquilizar a la chica, insegura de que más hacer, ella y Lucía intercambiaron miradas, Lucía suspiró pesadamente. Esto ya estaba empezando a ser señal de un día muy largo. Condujo hasta el aparcamiento del piso y apenas aparcó, Lucía salió del coche, sin preocuparse de esperar a las otras chicas.

Subió las escaleras, suspirando una vez que llegó a la planta que quería, ellas accidentalmente habían dejado la puerta abierta así que Lucía se deslizó dentro del piso rápidamente, dejando su calzado cerca de la puerta y yendo directamente a su cuarto.

La chica morena se cambió la ropa por unos pantalones deportivos y una de sus camisetas favoritas. Se recogió el pelo en un moño desordenado y se quitó cualquier resto de maquillaje de su cara. Se miró durante un tiempo en el espejo para mirar su apariencia antes de bajar las escaleras.

Angie y Rosina no daban señal de donde podían estar, pero Lucía sabía que estaban en casa ya que vió sus calzados cerca de la puerta. Se dijo a sí misma que no le importaba lo que estuviesen haciendo y se dirigió a la cocina.

"Nooooo"

Lucía dejó de mirar el refrigerador cuando oyó la voz de Rosina proveniente del piso de arriba. Por mucho que quería ver que estaba pasando se forzó a ignorarlo y agarró dos pedazos

de queso de la estantería antes de cerrar la puerta de la nevera.

Hubo un jaleo en el piso de arriba, junto a puertas que se abrían y se cerraban, Lucía zumbó para ella para intentar aliviar el escándalo que había, puso una sartén en la vitrocerámica y esperó a que se calentase, Justamente cuando sacó el pan de la despensa escuchó pasos provenientes de la escalera.

"Hola." Rosina sonrió quedándose de pie en la cocina, en frente de Lucía. La morena se giró para mirarla y el aliento se le quedó atrapado en la garganta cuando vió a la chica que estaba en frente de ella, Rosina estaba llevando otra de las camisetas de Lucía que le llegaba hasta la zona media de los muslos, n llevaba puestos ningunos pantalones o calcetines o zapatos, notó el vendaje en sus pies, el cual asumió que Angie había cambiado.

El pelo de la chica estaba mojado y puesto en un intento triste de un moño, Todavía había algunos mechones de pelo sueltos que le colgaban y le caían por la cara. De alguna manera se hacía ver adorable. Adorable... Lucía se maldijo por usar esa palabra.

Antes de que Lucía pudiese decir algo, Angie apareció corriendo bajando las escaleras con unos pantalones de pijama de Lucía, "Has olvidado esto." se los entregó a Rosina, quien los estudió por unos momentos. Angie vió la mirada cuestionante que Lucía le estaba dando y se mordió el labio. "Insistió en llevar tu ropa, no sé." Angie se encogió de hombros.

"Oh." Balbuceó, Rosina se puso la prenda de ropa y dio unas palmaditas en aquel material blando.

"¿Qué te tomó tanto tiempo?" La chica de los ojos marrones preguntó intentando ignorar el sentimiento que era derivado en su estómago al ver a Rosina con su ropa.

"Bueno, descubrí que se puede duchar por su cuenta." Angie asintió y miró hacia Rosina quien todavía seguía acariciando el material peludo de sus pantalones de pijama. "Lo que es una cosa buena, supongo." se mordió el labio y estudió la cara de Lucía.

"Agradécele a Dios por eso." Lucía sacudió su cabeza, todavía seguía completamente confusa con todo lo que estaba pasando en los últimos dos días. Un ruido las sacó de sus pensamientos, ambas chicas ella y Angie giraron sus cabezas para ver qué pasaba y Rosina estaba en frente de la vitrocerámica con la sartén volcada ahora en el suelo.

YELLOW - ADAPTACIÓN LUSINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora