Harry Potter y el dragón de jade

Capítulo 25 - Balandra y Everard

Harry y Hermione habían disfrutado de una agradable comida juntos después del viaje de compras de Hermione y Hamish había necesitado dos viajes para llevar todas las bolsas y cajas que Hermione había comprado en Selfridges de regreso a Potter Manor. Hermione se había puesto algo de ropa nueva para su cena con Harry y se veía absolutamente impresionante y él se lo había dicho mientras salían y disfrutaban de una hermosa velada juntos antes de que Harry le diera su primera lección de manejo en el camino a casa, lo cual ambos encontraron divertido al principio hasta que Hermione comenzó a acostumbrarlo.

A la mañana siguiente, Hermione había dicho que iría a almorzar a Susan y Hannah, así como a Daphne y Tracy, ya que Ron tenía el segundo día de prueba y luego lo localizaría por la tarde para averiguar dónde estaba. había desaparecido durante el baile y por qué no se había asegurado de que ella estuviera a salvo en casa, ya que ese es el tipo de cosas que un novio debe hacer.

Harry terminó lo que había estado trabajando en su oficina y luego se apareció en el patio trasero del Caldero Chorreante y golpeó los ladrillos que abrían la entrada al Callejón Diagon. Fue bueno ver que había recuperado su atractivo y que la gente estaba feliz de volver a comprar allí ya que el callejón estaba lleno de gente como la primera vez que había ido allí con Hagrid.

Harry comenzó a caminar por el callejón e inmediatamente se le acercó un mago con una túnica marrón que tenía una pluma de citas rápidas y un bloc de notas de su bolsillo tan rápido que tomó a Harry por sorpresa. "Buenos días, Lord Potter-Black-Peverell-Ravenclaw. Soy Elvis Edwards, reportero del Daily Prophet y me preguntaba si podría tener una charla rápida sobre su relación con Lady Bones".

"Lo siento, Elvis, ¿dijiste? No, no te hablaré de Susan ya que no es asunto de nadie a quién veo o qué..." Harry se detuvo pensando que podría decir algo que pudiera ayudar a Susan.

"En realidad Elvis te lo digo y te daré una cotización". Harry dijo causando que Elvis estallara en una sonrisa. "Susan Bones es una bruja hermosa e inteligente, muy hábil y una persona realmente agradable. Ella y yo discutiremos nuestros planes juntos pronto. Me temo que eso es todo para lo que tengo tiempo ahora, Elvis".

"No hay problema mi Señor, gracias por eso mi editor estará encantado". Elvis respondió mientras veía a Harry alejarse. "Maldita sea, si tan solo hubiera tenido un fotógrafo aquí también obtendría algo de oro por los derechos de imagen de la fotografía".

Sin que Elvis lo supiera, Harry lo había oído decir esto y pensó en cuánto oro debía estar ganando la gente con sus fotografías y entrevistas estos días. No es que necesitara más oro, pero sería útil que sólo apareciera en los periódicos lo que quería en lugar de que ellos simplemente dijeran lo que quisieran sobre él. Sabía que en el mundo muggle las celebridades tenían agentes y equipos de personas controlando la información sobre ellas.

Caminó por Horizont Alley para echar un vistazo a lo que había allí y vio dos edificios con carteles afuera. Uno de ellos era un edificio muy elegante con ladrillo negro en el exterior y marcos de ventanas blancos con un letrero dorado en la pared que decía "Ley y orden de Parkinson" en el exterior y al mirar por la ventana, Harry vio a un hombre realmente inteligente y profesional. mirando.

El otro edificio contiguo era de ladrillo más normal, con un cartel plateado en el exterior que decía «Sloop & Everard Law Practitioners» y parecía mucho más nuevo y menos grandioso que el de Parkinson. Harry asumió que estaban relacionados con Pansy Parkinson después de leer el artículo de Rita Skeeters sobre la noche que pasó en Spiny Serpent con las chicas de Slytherin.

Harry decidió ir a echar un vistazo y ver si podía hablar con alguien allí y entró en un elegante vestíbulo con piso de baldosas blancas y negras, mármol y arte por todas partes. El lugar rezumaba dinero y Harry se acercó al mostrador de recepción donde una bruja de unos cincuenta años, con el cabello recogido en un moño apretado del que parecían una serie de púas saliendo de él, estaba concentrándose en un archivo de papeles en su escritorio. .