No había podido hacer absolutamente nada.
El profesor Verstappen daba vueltas por todo el salón, atento, mirándolo fijamente para cerciorarse de que no estuviera copiando o usando la calculadora de su teléfono.
Resolvió apenas unos cuantos ejercicios, y es que los nervios no lo dejaban concentrarse, porque toda tu atención estaba puesta en aquel que seguía caminando por el salón, luciendo su elegante traje, su mirada seria puesta en su pupitre.
Unos treinta minutos después, mientras Charles trataba de resolver las últimas preguntas, el profesor le retiró el exámen bruscamente, dejándolo anonadado.
-Se ha acabado su tiempo, joven Leclerc.
Sacó un bolígrafo del cajón de su escritorio, comenzando a revisar cada respuesta con ojo de águila. Charles ya estaba imaginando las excusas que debería darle para justificar sus mal desarrollo en el exámen.
Pero no era tan fácil, porque tampoco podía decirle; "estuve pensando todo el rato en usted, quiero que me folle y me haga gritar como la perra que soy". ¡pues no! ¡quedaría como un imbécil!
cuando lo vio trazar alguna que otra x fue que se puso en alerta, y tomando en cuenta de que no había podido terminar el examen, bueno, estaba realmente jodido.
luego de unos segundos alzó su mirada de la hoja, se veía molesto, frustrado, pero aún así había una pequeña chispa de compasión en sus ojos.
-bien, sé que usted probablemente se esforzó por estudiar el resto del día, y debo admitir que se nota su dedicación, pero sigue siendo deprimente. me temo que su única salvación será un examen oral, y por eso, le suplico que se esfuerce.
¿exámen oral?
-pero... estamos en matemáticas, ¿cómo voy a resolver los ejercicios sin lápiz ni papel?
-no me cuestione, Leclerc, además usted solito se lo buscó. Charles asintió, resignado, esperando una lluvia de preguntas que seguramente no entendería. En esos momentos estaba profundamente arrepentido por no haber prestado atención durante el año, porque si lo hubiera hecho, no se encontraría en esta situación; pasando vergüenza y quedando como un estúpido ante el hombre de sus sueños húmedos.
Pero, de repente, el profesor se puso más cómodo en su silla, abrió sus deliciosos muslos y desató los botones de su pantalón de vestir, dejando ver que
su ropa interior ocultaba un gran bulto. También se quitó la corbata y la arrojó lejos, para luego abrir los primeros botones de su camisa blanca.
-¿Hasta dónde está dispuesto a llegar para salvar el semestre, Leclerc?
Charles asintió, entonces, que el tono que usó su profesor fue distinto, más grave, ronco, y que en su mirada había una mezcla de deseo y lujuria. No era la típica seriedad con la que siempre solía mirar a los demás estudiantes.
-Y-yo... emm...
-Al suelo, y de rodillas, Leclerc-ordenó.
Charles le miró anonadado, sorprendido, porque nunca se le pasó por la mente que una de sus tantas fantasías pudiera hacerse realidad. Max Verstappen estaba lejos de ser tipo de hombre que se deja doblegar por los encantos juveniles de un alumno, más bien era el tipo de persona que se apega mucho a las reglas y a la moral, por lo que involucrarse con un menor de edad debería estar totalmente alejado de sus pensamientos.
Pero no, él realmente estaba allí, pidiéndole que se arrodillara con el objetivo de... bueno, era bastante obvio.
-¿Qué está esperando? ¿Quiere aprobar el exámen o no?
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Teacher's Pet | Lestappen
Roman pour Adolescents¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar para salvar el semestre, Charles?