★.- 4

2.1K 130 166
                                    

Su mente corría a mil por hora, con un miedo desde que dejó de escuchar los comentarios de Dottore, era como si

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Su mente corría a mil por hora, con un miedo desde que dejó de escuchar los comentarios de Dottore, era como si... se hubiera esfumado. Ya no lo escuchaba, tampoco lo veía y no lo sentía en la habitación, lo cual le causaba una oleada de ansiedad al no sentir quien estaba ahí. Gimió de asco al sentir unas manos subiendo por sus muslos pero el tacto de esas manos le recordaba a alguien... No, no era Dottore, no lo hubiera tocado con la misma delicadeza que lo tocaba esta persona, esas manos rasposas acariciaron sus muslos con sus pulgares creando círculos al rededor de la suave carne. Su respiración se volvió superficial cuando escuchó la voz que tanto anhelaba oír.

— Hueles a palomitas de maíz... hasta en tus peores momentos tienes ese olor tan delicioso. —Una mano ajena le quitó la venda de sus ojos, sus pupilas acostumbrándose de nuevo a la luz de su habitación. Giró su carita sintiendo sus mejillas humedecerse con las lágrimas corriendo sobre estas, y ya no tuvo que reprimir las ganas de llorar, al parecer sus plegarias fueron escuchadas.

— K-Kazuha... —Y si, ahí estaba su amado mirándolo con una mezcla de puro cariño y preocupación, sus manos se movieron desde sus muslos a sus muñecas, liberándolas de la aprensión que sometía la cuerda sobre estas. Cuando Scaramouche tuvo la
libertad que tanto ansiaba no dudó en abalanzarse sobre el regazo de Kazuha en un íntimo y fogoso abrazo, sus piernas rodeando la cintura ajena, sus brazos rodeando el cuello del albino, mientras que su cara se hundía entre la curvatura del cuello y hombro de Kazuha, inhalando su olor a hojas de arce y perfume. El albino suspiró aliviado al no encontrar herido a su pequeño muñequito, aceptando el abrazo, rodeando su cintura con un brazo para mantenerlo en su lugar. Y oliendo el aroma a palomitas de maíz que desprendía su amado.

— Espera... ¿Que pasó con Dottore...? —Cuando el índigo se percató de aquel acontecimiento, quiso levantar y sacar su cabeza del cuello del albino para buscar con la mirada a Dottore, pero la mano de Kazuha lo sostuvo de la nuca para que no levantara su cabeza para mirar la escena... o al menos aún no.

— Nada de qué preocuparse cariño... Ya me encargue de él. —Kazuha respondió con tranquilidad y una suave voz, lo que fue suficiente para hacer ronronear al contrario, quien obedeció y volvió a dejar su cara en el cuello del albino.

Oh pobre de Scaramouche si viera la escena que Kazuha contemplaba con una sonrisa ladina. Dottore en el suelo, su cabeza abierta como si algo pesado le hubiera caído por 'accidente' encima, con un sangrado profundo que goteaba desde los extremos de su cabello, su nariz rota de tanto golpes que le proporcionó y sus rodillas raspadas de cuando intento defenderse pero fallo miserablemente, ya que lo golpeó con un pedazo de fierro que encontró por ahí, ojalá estuviera muerto, pero de igual manera se encargaría de bórrarlo de la existencia de todos si trataba de volver a abusar de otra persona y lo haría con los contactos que tenía gracias a sus madres. También se encargaría de que tanto Dottore como Kaeya sufrieran las consecuencias apropiadas y que este burdel fuera cerrado y destruido por el gobierno.

Rabbit hole ¡Kazuscara!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora