★.- ¡Extra! (Epilogo)

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— ¡Papi! ¡Papi! —Scaramouche se despertó con rapidez al sentir como algo o mejor dicho alguien se sentaba en su estómago despertándolo de golpe

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— ¡Papi! ¡Papi! —Scaramouche se despertó con rapidez al sentir como algo o mejor dicho alguien se sentaba en su estómago despertándolo de golpe. Pudo ver a su niñito Lyney con sus cabellos alborotados y sus mejillas rojizas como si hubiera estado corriendo un maratón.

— ¿Qué sucede? ¿Lynette se lastimó? ¿Alguien se cayó? Dime dime corazón. — Scaramouche preguntó histérico, desde que había adoptado a los gemelos junto con su esposo Kazuha, se había vuelto un padre más o menos sobreprotector con los pequeños de tan solo 8 años, siempre estaba informado sobre ambos y maldecía internamente haberse quedado dormido, porque ahora podría haber sucedido algo malo.

El pequeño de mechones grises negó con su cabecita haciendo que su padre se relajara y que la tensión dentro de él se liberara, cuando el índigo alzó una ceja hacia Lyney este respondió con una sonrisa suave muy parecida a la de su otro padre.— No.. solo tenía una pregunta papi... ¿De dónde vienen los bebés? —

Scaramouche casi se caía de lado de la cama al escuchar esa duda, estaba consciente de la necesidad de saber de los niños pequeños pero era muy pronto para que supieran algo como aquello, suspiró agotado frotándose las manos en la cara, antes de sentarse en la cama colocando a su pequeño hijito en su regazo, quien lo miraba con un brillo de ojos expectantes.

—Mi pequeño magito... —Ese dulce apodo vino desde el deseo del pequeño Lyney de ser un mago cuando fuera adulto y pese a que no fuera una profesión con muy buen estado económico, sus padres lo apoyarían sin importar el que, por eso habían decidido ser padres en primer lugar.— Los bebés vienen de un castillo en las nubes, cuando una familia pide con el corazón llegan unos ángeles entregando a los pequeños que tantos adultos desean. —Finalizó Scaramouche posando la yema de su dedo índice en el pecho de Lyney causándole cosquillas al menor.

— Cuando seas más grande te contaré con detalles cómo funciona ¿ok? Pero por ahora eso basta, ya anda a jugar con tu hermana que de seguro te espera. —Terminó depositando un suave beso en la mejilla de su hijo, quien soltó una risilla devolviendo el beso a su padre en su frente antes de bajarse inquietamente de su regazo e ir a la sala a jugar con su hermanita.

Scaramouche sonrío suavemente, esos pequeños eran como un bálsamo a su vida y los amaba tanto como amaba a su esposo Kazuha. Y es que cuando decidieron vivir juntos Kazuha no dudó a la semana en preguntarle si desearía ser su esposo, terminado en un casamientos y en poco tiempo después en la adopción de los pequeños gemelos.

Se sentía tan bien.

Se sentía tan bien

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Rabbit hole ¡Kazuscara!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora