Reencarnando en una galaxia en ruinas, su gente abandonada a su suerte, la oscuridad amenaza con engullir lo que queda de vida. Pero, desafiando mi destino, me alzo junto a la humanidad con un propósito: la victoria. Derrotamos a los dioses del abis...
La noche se cernía sobre los fragmentos de un mundo que alguna vez fue glorioso, ahora reducido a ruinas y cenizas. En medio de este desolado paisaje, yo me encontraba, un ser cuyas memorias albergaban la esencia de la diosa Aurora, portadora de la vida y la curación, venerada por los elfos en tiempos pasados.
Había sido testigo y participante en la última y desesperada batalla contra las fuerzas del abismo, aquellas oscuras y retorcidas manifestaciones del poder corruptor. Durante largo tiempo, las huestes del bien y del mal se enfrentaron sin tregua, hasta que finalmente, la luz pareció imponerse. Pero fue una victoria amarga, un triunfo teñido con la sangre de mundos enteros y el sufrimiento de incontables vidas.
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Los líderes de las diversas razas, conscientes del estado desolador de la galaxia, tomaron una decisión radical: abandonar este universo moribundo en busca de un nuevo hogar. Sin embargo, sus promesas de salvar a todos los supervivientes resultaron ser una farsa cruel. Como las víboras que eran, solo se preocuparon por rescatar a las élites y a los restos de sus ejércitos, dejando atrás a la gran mayoría para enfrentarse a un destino incierto en este reino desgarrado.Fue entonces cuando presencié el desgarrador espectáculo de millones de almas desesperadas intentando abordar las naves de salvación, solo para ser repelidos por las mismas fuerzas que supuestamente debían protegerlos. El brillo de los motores de salto dimensional marcó el inicio de la partida, mientras miles de miradas llenas de impotencia observaban cómo las naves partían hacia un futuro desconocido, dejando atrás a quienes no eran considerados dignos de seguir adelante.
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Así comenzó lo que se conocería como la Edad Oscura. Los supervivientes se vieron obligados a enfrentarse a las criaturas retorcidas y malignas que aún pululaban por los rincones de la galaxia. Muchos perdieron la vida en este nuevo y despiadado escenario, mientras que otros se vieron obligados a buscar refugio en lugares distantes, abandonados por aquellos que una vez prometieron protegerlos.
En medio de este caos y desesperanza, yo me encontraba, con el peso de un legado ancestral sobre mis hombros y la determinación de enfrentar lo que sea que el destino tuviera reservado para mí en este mundo desgarrado. Mi viaje apenas comenzaba, y sabía que el camino estaría lleno de desafíos y peligros, pero también de oportunidades para forjar un nuevo futuro en medio de las sombras de la noche eterna
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