Prólogo: Inicios inesperados.

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A la tierna edad de once años, el niño raro de la calle de Hilandera Severus Tobias Snape todavía tiene muchas cosas que aprender. Cosas que van más allá de los libros de magia y leyendas que leía a escondidas de sus solitarios padres, pero las descubriría más tarde, cuando su corazón, cuerpo y mente ya no fueran los mismos. En el presente, el primero de septiembre de 1971, él era solamente otro niño ansioso más enfrente de la gigantesca puerta que daba paso al gran comedor de su nueva escuela.

Severus no era alguien paciente, y él lo sabía, su madre siempre se lo ha dicho desde que tiene memoria, y unos de los pasatiempos favoritos de Tobias cuando estaba en casa era quejarse sobre lo inquieto que era, saliendo y entrando de la casa constantemente (Especialmente desde que Lily era su amiga). Igualmente, a él todavía no le importó aprender a esperar.

Un defecto que ahora le estaba pasando factura, mientras esperaba junto al resto de sus compañeros de primer año. Severus sentía el suelo vibrando debajo de sus pies y si no fuera porque Lily estaba igual o peor que él, dando pequeños saltos en su lugar mientras murmuraba con voz emocionada a Severus sobre cómo las personas en los retratos se movían y hablaban entre ellas como si estuvieran vivas, él ya estaría pagando su oreja a la puerta para intentar escuchar que estaba pasando desde el otro lado.


-Deja de mirar tan intensamente la puerta, - Le dijo Lily, jalando suavemente de la manga de su túnica y sacándolo a Severus de sus pensamientos. -No vas a hacerla transparente.

-Se está tomando mucho tiempo, - Se queja Severus, refiriéndose a la profesora Mcgonagall, una señora en su 40 s o 50 s con la cara más seria que el haya visto jamás y eso que su padre era un hombre que solo se levantaba para trabajar más siete horas al día por una miseria de sueldo. - ¿Qué mucho puede estar haciendo allí?


-Seguramente preparando la prueba.- Murmura un poco asustada Lily. -Espero que no sea muy difícil.


-Ya te dije que no lo es.- Exclamó Severus, su madre le había dicho que la selección de casa lo pasaría hasta un bebe de manera literal, y a pesar de que Eileen no le gustaba explicar nada en detalles, Severus confiaba que su madre no tenía razón por la cual mentir.


Mirando al techo un poco irritado al escuchar tantos cuchicheos indistinguibles alrededor suyo, él cierra sus ojos por unos momentos para perder tiempo hasta que alguien más grande choca con él. Al volver abrir los ojos, Severus se encuentra a un chico alto de pelo marrón oscuro largo mirándole con el ceño fruncido aunque fuera el que chocó a Severus, sus ojos azules claros de un aire fino muy similar a los verdes de uno de los desagradables cabeza hueca que él y Lily tuvieron el infortunio de encontrarse el tren.


A pesar de que el chico solo se quedó mirándolo por un corto momento para después volver darse la vuelta hacia su propio grupo de amigos detrás de él perdidos en su propia conversación, la respuesta automática de Severus fue dejar de recostarse en la baranda de la escalera y ponerse recto como un palo con las manos empuñadas en puños, sus ojos negros fijándose en su alta figura tan intensamente como un búho de enormes ojos. No planeaba pelear o atacar, pero su cuerpo se movía por su cuenta gran parte del tiempo.


-No.- Lily le dice, mirando con mala cara al chico de pelo marrón pero tirándole aún más fuerte de la manga de su amigo. -Mantengamos la paz en nuestro primer día ¿Ok?

Severus pone sus ojos en blanco, pero hace lo que su amiga pide, apartando la mirada de la gran puerta mientras sacaba dos objetos muy pequeños del bolsillo de su túnica al mismo tiempo que la chica pelirroja del suyo. Lo que tenían en sus palmas, eran las cuatro (dos para cada uno) grageas de Bertie Bott restantes del paquete que Lily compró y compartió con Severus durante el largo viaje en tren. Jugando al juego de quién tenía mejor o peor suerte con ellas. Por ahora, iban empatados, Lily había sacado una gragea sabor a vómito a la vez que Severus una a sabor a fresa en la última ronda. Les quedaban dos rondas todavía.

El Medallón de Bronce y Oro-JeverusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora